¿Se puede confiar en las habilidades de rastreo para encontrar criminales?

En árabe, al-qá’if (seguidor) se refiere a quien sigue y reconoce huellas, y reconoce similitudes entre un hombre, su hermano y su padre. El término legal en la ley islámica no difiere del lingüístico, que significa también reconocer huellas o similitudes. Ver: Al-Mawsu’ah al-Fiqhíyah (43/92). 

La habilidad de seguir huellas es algo bien conocido, y algunas tribus en Arabia son famosas por ello, como los Banu Madlach en el pasado, y la tribu de Al-Murrah en la actualidad. 

Obtener un resultado correcto depende de la intuición y la experiencia. Por eso el rastreador puede mencionar diversas características y tener razón. 

El shéij Muhámmad Ibn Aal Ibrahím (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “El rastreo no está limitado a las tribus de Banu Murrah y Banu Madlach. Los Banu Madlach fueron famosos en la zona del Hiyaz, y en la actualidad son famosos por eso los Banu Murrah, que no son descendientes de ellos, pero parecen tener más habilidad aún. Pero la experiencia en el arte del rastreo puede ser encontrada en otros pueblos, tanto en los moradores de las ciudades como del desierto. Algunos en la tribu de Al-Murrah, que como dijimos tienen famosas habilidades en este arte, pueden confirmar detalles concisos que se han probado como ciertos. Por eso algunos de ellos tienen la habilidad de encontrar ladrones, y no todo lo que saben está basado en sus habilidades de rastreo. Así como sus habilidades incluyen el rastreo, también tienen una poderosa intuición; si una persona muestra algún temor, ellos continúan presionándolo hasta que lo admite. 

En primer lugar, el arte del rastreo es muy útil para hallar personas y objetos robados, pero no debe ser usada en disputas de linaje o parentesco, esto es otro asunto bien distinto. Pero si existe la necesidad de observar las huellas dejadas en el suelo, eso está bien, pero las similitudes faciales y corporales han probado ser más precisas para eso. 

En segundo lugar, está lo que tiene que ver con encontrar al ofensor, en el caso del hurto, el asesinato, y otros delitos. Esto está basado en el examen y las habilidades de observación, también en la inteligencia, porque muchos de estos casos no son examinados en base a lo que dicen las huellas en sí mismas, sino en base a la intuición y la experiencia. Por momento los rastreadores pueden mostrarse confundidos, pero es una confusión circunstancial, y no deberíamos dudar de sus habilidades por eso, porque ellos saben que la evidencia regular puede llevar a conclusiones erróneas. El rastreador debe ser de buen carácter, como se requiere en el caso de los testigos, del juez y del gobernante. La experiencia en el campo es esencial también”. Fin de la cita de Fatáwa ash-Sháij Muhámmad Ibn Ibrahím, 9/31. 

Con respecto a si son confiables y si se puede recurrir a ellos, los juristas han dicho que los rastreadores son confiables en lo que respecta a la averiguación de un parentesco desconocido, como un niño que resulte de un matrimonio que no fue celebrado apropiadamente, del niño abandonado al nacer, etc. 

Ellos difieren sobre el asunto de determinar la identidad de un ladrón o criminal. 

El Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “La opinión de los rastreadores con respecto a establecer un lazo de parentesco tiene peso, pero, ¿qué pasa en lo relativo a la riqueza hurtada? 

El rastreador ve las huellas del ladrón en el suelo y dice: “Este es Fulano de tal, el hijo de Mengano”. ¿Es confiable este testimonio, y debemos decir que esto es circunstancial, o que el hombre debe ser traído e interrogado, y entonces si admite el delito será castigado, o de otra forma será declarado inocente? Existe una diferencia de opinión entre los eruditos con respecto a eso. Algunos de ellos dicen que si el rastreador es conocido por su precisión, basándose en sus éxitos previos, entonces se debe aceptar su opinión, y como hemos mencionado, estos rastreadores ofrecen testimonio de que estas huellas son de fulano, y que no tienen dudas acerca de ello, por lo tanto es evidencia circunstancial. En el caso de los profetas David y Salomón (la paz sea con ellos), Dios dijo (traducción del significado):

“Y cuando David y Salomón emitieron su fallo sobre un campo labrado en el que las ovejas de su vecino [habían ingresado arruinándolo], y fuimos testigos de su sentencia. Le hicimos comprender a Salomón [cuál era el veredicto más justo], y a ambos les concedimos conocimiento y sabiduría. Sometimos a David los montes y las aves para que glorificaran a Allah junto a él; así lo decretamos” (Al-Anbiá’, 21:78-79). 

Por sus efectos él encontró a quien los causó”. Fin de la cita de Ash-Shárh al-Mumti’, 10/399. 

El Shéij al-Islam Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) sostuvo el punto de vista de que la opinión del rastreador tiene peso en las transacciones comerciales y las ofensas criminales. Él mencionó como ejemplo de eso alguien que dice que ha perdido algo valioso y ofrece evidencias de ello, y luego el rastreador sigue las huellas de un lugar a otro. El testimonio del rastreador de que el objeto fue llevado a determinado lugar implica una de dos cosas: tomar medidas en base a ello, o tomar medidas en base al juramento del demandante, que es probablemente más correcto, porque estos signos fortalecen la declaración dada, y el juramento es algo prescripto para fortalecer un testimonio”. Ver: Al-Fatáwa al-Kubra, 5/508. 

En todos los casos, ya sea que el rastreador sea confiable o lo decida el juez en base a lo que considera más correcto, y depende del cumplimiento de sus condiciones, como tener buen carácter y experiencia en el arte del rastreo, esto también depende de que no haya evidencia que contradiga lo que dice el rastreador. 

Y Allah sabe más.