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¿Por qué entró en decadencia la civilización islámica?

Pregunta: 149636

En estos tiempos vemos que Occidente nos ha aventajado en muchas cosas, sin embargo Dios dijo (traducción del significado):

“¡Oh, hijos de Israel! Recordad las mercedes con las que os agracié y cómo os distinguí entre vuestros contemporáneos” (Al-Báqarah, 2:47).

Yo quisiera saber si estas bendiciones que Dios les concedió a los descendientes de Jacob cesaron en nuestro tiempo o continuarán hasta el Día de la Resurrección. Si han cesado, entonces ¿por qué ellos nos han aventajado tanto en este mundo y en este tiempo en tantos aspectos? ¿Qué es lo que nos falta a los árabes y por qué ellos nos aventajan en pensamientos, invenciones y tecnología?

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

No sería justo para nadie que examine las causas del declive
de alguna nación concentrarse solamente en los aspectos externos de su
declinación, aquellos aspectos que todo el mundo puede ver, porque lograr
algún avance cultural es un proceso inmenso en el cual hay numerosos
factores interrelacionados que juegan un rol. Estos factores se acumulan a
lo largo de las décadas y penetran en todos los aspectos de la vida de una
nación, lo cual conduce al ascenso de las comunidades poco a poco. Los seres
humanos difícilmente podemos percibir este progreso porque es como la luz de
la aurora; continúa viniendo, aparentemente sin cambios, hasta que su luz se
esparce por todo el horizonte. 

El Sagrado Corán nos relata algunos de los aspectos del
progreso material, que fueron y todavía son una forma de prueba para la
humanidad detrás de la cual nadie puede comprender su gran sabiduría y el
gran impacto que tiene en la dinámica de la historia excepto Dios,
glorificado y exaltado sea.

Dios dijo (traducción del significado): 

“Y el día que los incrédulos sean expuestos al Infierno se
les dirá: Por cierto que desperdiciasteis las gracias que se os concedió en
la vida mundanal volcándoos sólo a los placeres [y los pecados]. Hoy
recibiréis un castigo humillante por haberos ensoberbecido en la Tierra
injustamente, y por haber sido desobedientes” (Al-Ahqaf, 46:20). 

“¿Acaso no transitan por la Tierra y observan cómo fue el
final de quienes les precedieron? Eran más fuertes, cultivaron la tierra y
la poblaron más que ellos, y cuando se les presentaron sus Mensajeros con
las evidencias les desmintieron [y por ellos fueron destruidos]. Allah no
fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos. 10. Y el
destino de quienes obraron inicuamente fue el Infierno, porque desmintieron
los signos de Allah y se burlaron de ellos” (Ar-Rum, 30:9-10). 

Al-‘Allamah Muhámmad Rashid Rida (que Allah tenga
misericordia de él) dijo:

“La creencia en la unidad absoluta de Dios en los primeros
musulmanes, su conocimiento de Él, su amor por Dios y su confianza en Dios
es lo que purificó sus almas, coronó sus ambiciones y les dio un sentido de
dignidad y poder. Eso les permitió establecer la verdad y la justicia en sus
comunidades, razones por las cuales aventajaron a las otras naciones
intelectual y espiritualmente, las naciones de los astrólogos, de los
rabinos, de los monjes y clérigos, que no estaban libres de las injusticias
ni de la tiranía de los reyes. Fueron estos valores los fundamentos de la
civilización, en base a las cuales posteriormente se desarrollaron las
diferentes ramas de la ciencia y la tecnología. Fueron capaces de lograr
todo eso de una forma sin precedentes pues ninguna otra nación de la Tierra
lo había logrado hasta entonces. Gustave le Bon, el famoso sociólogo, dijo:
“La maestría en las diferentes ramas de la ciencia y la tecnología no fue
posible para ninguna nación ascendente en menos de tres generaciones: la
primera generación aferrándose al pasado, la segunda generación comenzando
el proceso de liberarse a sí mismos de la imitación ciega del pasado, y la
tercera generación es la generación de la independencia y del trabajo duro
(él dijo que esto se aplicaba a todas las naciones). La excepción fueron los
árabes, que fueron capaces de establecer los fundamentos de la ciencia y la
tecnología en una sola generación”.

Dice en Tafsir al-Manar, 11/173: “La causa de este ascenso
fueron las enseñanzas del Sagrado Corán, que les enseñó a los musulmanes a
ser independientes, les enseñó el sentido crítico y a evitar la imitación
ciega. Les enseñó a estar preparados para conducir al pueblo, tanto en los
asuntos espirituales como mundanos. Pero todo eso trastabilló en las
siguientes generaciones, luego del debilitamiento del califato islámico y
con el cese del florecimiento de la civilización árabe, cuando el gobierno
de las comunidades musulmanas pasó a líderes de otros pueblos cuyo apego al
Islam era meramente superficial para guardar las apariencias frente al
pueblo”. Fin de la cita. 

No podemos ignorar tampoco el impacto que tuvieron muchas de
las conspiraciones y agresiones externas contra los imperios musulmanes, que
se desarrollaron tanto desde el exterior como desde el interior a lo largo
de los siglos. Sin embargo el pensamiento de los creyentes está muy por
encima de cualquier sentimiento de derrotismo, de admirar o codiciar el
progreso material de otros pueblos a riesgo de su ruina espiritual y moral,
o de sentirse sobrecogidos frente a la gran responsabilidad de tener en sus
manos la última revelación entregada por Dios a la humanidad. Con respecto a
nuestros enemigos modernos, los israelíes, ellos se han esforzado duro en
aprovechar cada oportunidad para socavar y corromper los lazos sociales y
cualquier signo de paz, convivencia y fortaleza interior en las naciones
musulmanas. Se han esforzado persistentemente en esto durante décadas y han
tenido algunos logros, y han adquirido una posición de poder en nuestro
tiempo gracias a la protección de las naciones cristianas de Occidente. 

Pero nada de todo esto tiene que ver con el verso en el que
Dios dijo (traducción del significado): 

“¡Oh, hijos de Israel! Recordad las mercedes con las que
os agracié y cómo os distinguí entre vuestros contemporáneos”
(Al-Báqarah, 2:47) 

Porque este verso nos habla de las bendiciones previas que
Dios les concedió a los judíos a lo largo de la historia, y cuyo objetivo es
recordarles que Dios los favoreció entre el resto de los pueblos y les
entregó Su Revelación. Entre estas bendiciones que están mencionadas en el
Sagrado Corán, Dios dijo (traducción del significado):

“Y cuando Moisés dijo a su pueblo: ¡Oh, pueblo mío!
Recordad la gracia que Allah os concedió al hacer surgir Profetas entre
vosotros, haceros reyes y agraciaros con lo que no agració a nadie de entre
vuestros contemporáneos” (Al-Má’idah, 5:20).

Al-Háfiz Ibn Kazír (que Dios tenga misericordia de él) dijo:

“Aquí Dios, glorificado y exaltado sea, les recuerda las
bendiciones que les concedió a sus ancestros y el favor con que los
distinguió al haberles enviado profetas y mensajeros surgidos de su propio
pueblo, revelándoles un Libro y dándoles una posición de poder sobre el
resto de las naciones”. Fin de la cita de Tafsir al-Qur’án al-‘Adhím, 1/255.

Sin embargo, los musulmanes debemos considerar nuestra
situación actual con optimismo y motivarnos a avanzar, esforzándonos duro
por utilizar todos los medios posibles, tanto espirituales como mundanos. El
fundamento de esa sociedad exitosa será siempre la rectitud individual, la
de la persona que recuerda abundantemente a Dios y sabe que Él lo está
mirando en todas las situaciones. Tales individuos son un factor
constructivo y decisivo en la reforma de las comunidades y familias, porque
no esperan a que el éxito llegue a ellos en una bandeja de oro sino que
trabajan por ello a cada momento. Ellos se apresuran a tomar la iniciativa y
se esfuerzan por hacer todo lo que sea bueno y beneficioso, poniendo su
confianza en Dios con la esperanza de que Él los bendecirá en sus actos, no
importa cuán pequeños sean, y recompensará a aquellos que hacen el bien con
el éxito. Dios, glorificado y exaltado sea, sabe quién está intentando
esparcir la corrupción y quién se está esforzando por hacer el bien, y los
seguidores de Sus mensajeros a la larga prevalecerán y saldrán victoriosos.

Dios dijo (traducción del significado):

“Se confabularon [para desmentir el Mensaje] y Allah
desbarató sus planes; y ciertamente sus confabulaciones podrían haber
derrumbados montañas. 47. No pienses [¡Oh, Muhámmad!] que Allah no cumplirá
con la promesa que les hizo a Sus Mensajeros; ciertamente Allah es Poderoso,
y se vengará [castigando severamente a quienes se nieguen a creer en Él y
desmientan a Sus Profetas]” (Ibrahím, 14:46-47).

Y Allah sabe más.

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