Descargar
0 / 0

¿Quiénes fueron los Banu Quraizah? ¿Qué sucedió con ellos?

Pregunta: 201120

¿Quiénes fueron los Banu Quraizah? ¿Qué sucedió con ellos? Leí un párrafo sobre ellos en la respuesta que usted dio sobre los signos de que un niño ha alcanzado la pubertad.

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Cuando el Profeta
Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) emigró de La
Meca a Medina, había varias tribus judías asentadas en Medina. Tales eran
los Banu Qainuqa’, los Banu Nadir, y los Bano Quraizah. El Profeta Muhámmad
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) los invitó al Islam,
pero solamente unos pocos aceptaron. En consecuencia, él firmó pactos y
convenios de cooperación con ellos, sin embargo con el tiempo y ante la
agresión inminente de los idólatras mecanos, muchos de ellos traicionaron
estos pactos y se coaligaron con el agresor. Ibn al-Qayím (que Allah tenga
misericordia de él) dijo:

“Las tres tribus se
coaligaron en contra de él. Cuando lo traicionaron, él dejó que los Banu
Qainuqa’ se fueran, expulsó a los Banu Nadir, y los Banu Quraizah fueron
ejecutados. El capítulo Al-Hashr fue revelado acerca de los Banu Nadir, y el
capítulo Al-Ahzáb fue revelado sobre los Banu Quraizah”. Fin de la cita de
Zaad al-Ma’ád, 3/59. 

En segundo lugar, para
resumir lo que los eruditos han escrito acerca de los Banu Quraizah: 

“Cuando el Mensajero de
Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) terminó de cavar la
trinchera ante el inminente ataque de los idólatras de La Meca, la tribu de
Quraizh llegó con 10000 mercenarios, junto con la tribu de Banu Kinánah, la
tribu de Tihámah, la tribu de Gatafán y algunos de la gente de Náchd. El
Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y los
musulmanes salieron hasta que tuvieron la montaña de Sal’ a sus espaldas,
con 3000 musulmanes. Estableció su campamento allí, teniendo la trinchera
entre ellos y sus enemigos. Emitió órdenes de que las mujeres y los niños
fueran llevados a resguardo dentro de la ciudad, y designó a Ibn Umm Maktum
a cargo del cuidado de Medina. 

Huyach Ibn Ajtab
an-Nadari salió y fue a ver a Ka’b Ibn Asad al-Qurazi, que era uno de los
que había hecho un convenio con el Profeta Muhámmad a nombre de la tribu
judía de Quraizah. Cuando Ka’b oyó que Huyach venía, le cerró la puerta de
la fortaleza en la cara. Huyach le pidió permiso para entrar, pero Ka’b se
rehusó a abrirle la puerta y entonces Huyach le gritó: “Pobre de ti, oh
Ka’b, abre la puerta”. Y Ka’b le respondió: “Pobre de ti, oh Huyach, eres un
hombre de mal augurio y yo he hecho un tratado con Muhámmad, no romperé el
pacto que hicimos él y yo, porque no he visto de él nada excepto confianza y
veracidad”. Huyach le dijo: “Pobre de ti, abre la puerta para que podamos
hablar”, y siguió insistiendo hasta que se le abrió la puerta, y luego
continuó rogándole a Ka’b, hasta que estuvo de acuerdo con romper el
convenio que habían firmado con el Mensajero de Dios, con la condición de
que Huyach le hiciera un solemne juramento por Dios que si las tribus de
Quraish y Gatafán volvían sin haber ejecutado a Muhámmed, él ingresaría a su
fortaleza con él y compartiría su destino. Así Ka’b Ibn Asad rompió el
tratado que había firmado con el Profeta Muhámmad (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él). 

Cuando le llegaron
noticias de esto al Profeta Muhámmad y a los musulmanes, envió a Sa’d Ibn
Mu’ad, que era el jefe de Al-Aus en ese tiempo, y a Sa’d Ibn ‘Ubádah, que
era el jefe de la tribu de Al-Jazrach, junto con ‘Abdullah Ibn Rawahah y
Kawwat Ibn Yubair, para convencerlos de que vuelvan al tratado de paz y
renuevan la alianza. Ellos respondieron: “¿Venís ahora que nos habías
debilitado, expulsando a los Banu Nadir?”, y hablaron e hicieron algunos
comentarios despectivos sobre el Mensajero de Dios (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él). Sa’d Ibn ‘Ubádah estuvo a punto de
intercambiar insultos con ellos, pero entonces Sa’d Ibn Mu’ad les dijo:
“Ustedes saben el tratado que hay entre ustedes y nosotros, oh, Banu
Quraizah, cumplidlo porque temo para ustedes un destino como el de los Banu
Nadir o aún peor”. Pero le respondieron con insultos, y dijeron: “¿Quién es
ese Mensajero de Dios? No hay convenio entre nosotros y Muhámmad”. Entonces
Sa’d Ibn Mu’ad volvió a intercambiar insultos con ellos, pues tenía un
temperamento fuerte. 

Volvieron todos con el
Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y le
dijeron lo que había sucedido, y la situación se puso muy seria, y cundió el
temor. El enemigo de los musulmanes venía a asediarlos desde afuera y desde
adentro, hasta que los musulmanes pensaron toda clase de cosas y en los
rostros de algunos se hizo evidente la hipocresía. 

El Mensajero de Dios
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se mantuvo en guardia, y
los idólatras continuaron asediándolo por veintitantos días, casi un mes,
pero no hubo ningún enfrentamiento entre ellos con excepción de algunos
disparos de flechas. 

El Mensajero de Dios
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y sus compañeros
quedaron tal como Dios los describió, en un estado de temor y dificultad,
porque sus enemigos se habían reunido contra ellos, y se sentían agredidos
tanto desde afuera de la ciudad como desde adentro. Entonces Nu’aim Ibn
Mas’ud llegó al Mensajero de Dios y le dijo: “Oh, Mensajero de Dios, yo me
he convertido al Islam y mi gente no lo sabe. Enséñame y ordéname para mí lo
que quieras. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él) le dijo: “Tú eres uno de los nuestros, intenta disuadirlos y
agitar las disputas entre ellos para que se debiliten y no nos ataquen.
Recuerda que esto es una guerra, y en la guerra es lícito el engaño”. Nu’aim
Ibn Mas’ud salió entonces a ver a los Banu Quraizah, pues él había sido
amigo de ellos durante la época preislámica, y les dijo: “Las tribus de
Quraish y Gatafán han llegado a combatir a Muhámmed y sus compañeros, y
ustedes los han ayudado contra él. Sin embargo, las tierras de ellos, sus
mujeres y sus riquezas están a salvo bien lejos de aquí, la situación de
ellos no es la misma que la de ustedes. Si ellos ven una oportunidad, la
tomarán, de otra forma, volverán a su propia ciudad y los dejarán solos con
Muhámmad en lustra ciudad, y ustedes no serán capaces de enfrentarse a él
solos. Por lo tanto, no peleen al lado de esta gente hasta que hayan tomado
rehenes de entre sus líderes, que queden en vuestras manos para
garantizarles que cuando combatan juntos a Muhámmad, ellos no se irán hasta
haberlo derrotarlo”. Ellos respondieron: “Nos has dado un buen consejo”. 

Entonces, Nu’aim fue a
ver a la tribu de Quraish y le dijo a Abu Sufián Ibn Hárb y los hombres de
Quraish que estaban con él: “Ustedes saben que los judíos lamentan lo que ha
sucedido entre ellos y Muhámmad, y ellos le han enviado una carta
diciéndole: “Lamentamos nuestra actitud, ¿estarían complacidos con nosotros
si capturamos algunos de los líderes de las dos tribus, Quraish y Gatafán, y
se los entregamos como rehenes para que podáis ejecutarlos si queréis, y
luego nos uniremos a vosotros para participar en la defensa de la ciudad?”.
Y Muhámmad les envió una carta diciendo que estaba de acuerdo. Por lo tanto,
si los judíos vienen pidiéndoles rehenes de entre ustedes, tengan cuidado y
no les dejen partir siquiera con uno solo de los vuestros”. 

Luego, fue a ver a la
tribu de Gatafán y les dijo algo similar. 

Luego de esto, Dios
quiso que el disenso surgiera entre ellos. Posteriormente un intenso viento
frío llegó en esas noches de invierno, que dio vuelta las tiendas y hasta
los recipientes con comida. Y entonces, Dios, glorificado y exaltado sea,
reveló las siguientes palabras (traducción del significado): 

“¡Oh,
creyentes! Recordad las mercedes con las que Allah os agració, cuando [en la
batalla de Al Jandaq] os cercó un ejército [de incrédulos], y enviamos
contra ellos un fuerte viento y un ejército [de Ángeles] que no veíais, y
Allah bien sabía cuanto hacíais…

…Allah frustró a los
incrédulos, que llenos de ira no alcanzaron lo que se proponían, e hizo que
los creyentes no entraran en combate [enviándoles un fuerte viento que
desanimó a los incrédulos]. Allah es Fuerte, Poderoso.

Luego hizo salir de
sus fortalezas a la gente del Libro [los judíos de Banu Quraidhah] que les
habían ayudado [a los idólatras], e infundió el terror en sus corazones,
para un grupo decretó que se le diera muerte y para otro que fuera hecho
prisionero.

Y os hizo heredar sus
tierras, sus hogares y sus bienes, y también [os hará heredar] otras tierras
que todavía no habéis pisado; y Allah tiene poder sobre todas las cosas”
(Al-Ahzáb, 33:9-27). Es decir, Dios distrajo a los enemigos de los
musulmanes con ese viento, y enviándoles contra ellos tropas de ángeles. “llenos
de ira no alcanzaron lo que se proponían, e hizo que los creyentes no
entraran en combate” significa que ellos no necesitaron involucrarse en
la batalla, sino que más bien el Todopoderoso los disuadió de atacar. 

Al-Bujari (4114) y
Muslim (2724) narraron de Abu Hurairah que el Mensajero de Dios (que la paz
y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “No hay más divinidad que Dios
solamente, y Él garantiza la victoria a Sus tropas, apoya a Sus servidores y
derrota a los confederados Él solo, y no hay nada después de Él”. 

Cuando el Profeta
Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) volvió a la
batalla en la trinchera, dejó sus armas y realizó la ablución mayor (tal
como narró Al-Bujari [4117]), Gabriel (la paz sea con él) llegó y le dijo:
“¿Has dejado tus armas? Por Dios, nosotros no hemos dejado las nuestras, por
lo tanto, tomad las vuestras”. El Profeta Muhámmad le preguntó: “¿Dónde
están?”, y Gabriel le respondió: “Por allí”, y señaló en dirección a los
Banu Quraizah”. Entonces el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones
de Allah sean con él) salió al encuentro de ellos, y los asedió con
destacamentos de musulmanes por varios días. Dios hizo que los Banu Quraizah
entraran en pánico, y el asedio se volvió intenso, hasta que estuvieron de
acuerdo en aceptar como juez a Sa’d Ibn Mu’ad, pues había sido aliado de
ellos. Sin embargo, el veredicto de Sa’d Ibn Mu’ad fue severo: sus guerreros
debían ser ejecutados y sus mujeres e hijos quedarían bajo la protección de
los musulmanes. 

El Mensajero de Dios
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) los detuvo en Medina, y
luego salió a los mercados de Medina y cavó trincheras allí, donde fueron
traídos en tandas y ejecutados. Muchos de ellos le preguntaron a Ka’b Ibn
Asad cuando estaban siendo llevados hacia aquel lugar por orden del
Mensajero de Dios: “Oh, Ka’b, ¿qué piensas que nos harán?”. Él respondió:
“¿Es que acaso nunca entenderán? ¿No se dan cuenta que la diana no cesará, y
que entre ustedes todo el que es llevado no volverá? Por Dios, que lo que
les espera es la muerte”. Y ellos siguieron siendo llevados en grupos hasta
que se había cumplido el veredicto de Sa’d Ibn Mu’ad.

El Mensajero de Dios
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) había dado instrucciones
de ejecutar a todo varón de la tribu al cual le hubiera crecido vello
púbico, y dispensar de la pena a todos aquellos que no les hubiera crecido
vello púbico, como signo de que todavía no habían alcanzado la pubertad, y
por ende la capacidad de tomar decisiones por sí mismos. Abu Dawúd (4404)
narró con una cadena auténtica de transmisión de ‘Atiyah al-Qurazi (que Dios
esté complacido con él) que él dijo: “Yo estaba entre los prisioneros de
Banu Quraizah, y llegaron los musulmanes y me examinaron. Aquellos cuyo
vello púbico había comenzado a crecer fueron ejecutados, y quienes no tenían
vello púbico fueron dispensados. Y yo estaba entre aquellos que no tenían
vello púbico”.

De acuerdo a otro
reporte habría dicho: “Dejaron al descubierto mis partes privadas y vieron
que mi vello púbico no había comenzado a crecer, entonces me vistieron
nuevamente y me llevaron con las mujeres y los niños”. Ver: Al-Bidáyah wa
an-Niháyah, 6/34-94; Siar A’lam an-Nubala’, 1/470-480; Tarij al-Islam,
2/307-318; Ar-Raud al-Unuf, 6/262-294. 

Para más información,
consulta por favor las respuestas a las preguntas No.
84308
y 178689

Y Allah sabe más.

Origen

Islam Q&A

at email

Suscripción al servicio postal

Estamos felices de suscribirnos a la lista de correo para recibir actualizaciones nuevas y periódicamente

phone

Aplicación de Islam Q & A

Acceso más rápido al contenido y capacidad para navegar sin internet

download iosdownload android