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Ella siente que no es feliz en su matrimonio

Pregunta: 220702

He estado casada por cerca de un año, y de todo este año sólo he vivido con mi marido por los primeros tres meses y el resto hemos estado parcialmente separados el uno del otro. Durante este período él y yo hemos tenido una pobre comunicación y vivimos en países diferentes debido a nuestro mutuo acuerdo. Hablamos dos idiomas distintos, aunque provenimos del mismo país. Yo me casé con él pensando que él era una persona piadosa debido a su crianza y su familia, pero no podía estar más equivocada. Él siempre demora sus oraciones aun cuando puede oír el llamado a la oración, se pone de mal humor si yo lo despierto y pone excusas ridículas para no despertarse, como que no lo despierto con la suficiente dulzura. Ahora estoy atascada en una matrimonio que siento que me sofoca, yo intento ser una buena esposa lo mejor posible pero siento que no soy deseada y amada. Él me ha hecho sentir insegura hacia todo y parece que nada de lo que hago está suficientemente bien hecho. No me siento como una mujer, ni siquiera como humana. Sólo Dios sabe cómo he vivido mi vida entera con las cicatrices del abuso emocional desde temprana edad, lo que ha causado problemas de confianza social debido a mis experiencias. Mentalmente no puedo seguir con esto, yo sé que es una prueba de Dios, pero es que simplemente me hiere mucho. Yo creí que el matrimonio me ayudaría a estar más cerca de Dios, pero no siento que haya sido así. No tengo trabajo, amigos ni comunidad religiosa, simplemente vivo día tras día en la incertidumbre. No quiero ir al Infierno y siento que este matrimonio me ha hecho una peor persona en términos religiosos de lo que yo era antes.

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

En primer lugar, quedan claros en tu pregunta los efectos
psicológicos de tu vida pasada, que todavía están dominando la forma en que
piensas y actúas. Mencionas algo acerca de las cicatrices emocionales que
sufriste por muchos años y es como si estuvieras esperando que tu marido te
compense por todo el dolor que has sufrido en el pasado. Como no encontraste
eso en él, te sentiste frustrada y eso exacerbó tu sentido de no sentirte
cuidada y amada, y esta parece ser la causa principal del problema. 

Uno habría esperado que en el pasado hubieras aprendido algo
que es de lo más importante en la vida, que es que uno no debe confiar en la
gente para lograr su felicidad, y que uno debe construir relaciones sociales
en base a valores morales, no en base a la afección emocional o a los
sentimientos de necesidad. Por ejemplo, si te haces amiga de una mujer debes
ser amiga de ella y ser gentil con ella por causa de Dios, glorificado y
exaltado sea, haciendo lo que es correcto para complacer a Dios, porque los
afectos de este tipo son mucho más duraderos y satisfactorios a causa de la
sinceridad, porque la sinceridad está en los buenos valores por medio de los
cuales la persona se eleva en estatus ante Dios y en la vida, y no porque
necesites a esa mujer en particular o porque esperes que ella te muestre un
gran afecto que crees merecer, o porque ella te muestre afecto y generosidad
a cambio. 

La necesidad no es la razón en base a la cual el musulmán
debe interactuar con la gente. Debe interactuar con ellos en base a lo que
Dios ama, glorificado y exaltado sea, porque Dios lo ha creado para que se
relacione con las otras personas, y no esperando misericordia excepto de
Dios. 

Nosotros comprendemos que es muy natural que una persona
espere amor y bondad de los demás, especialmente de aquellos a quienes trata
en la misma forma. Pero esta expectativa debe construirse en base a la
realidad, en base a la fuerza y la confianza, no en base a la debilidad y la
incertidumbre, en el sentido de que si uno está siempre esperando lo mejor
de la gente siempre se sentirá defraudado, porque el ser humano es
imperfecto y porque cuando el intercambio sincero de emociones con las
personas más cercanas falla uno debe recurrir a los propios valores de la
bondad y el sacrificio, y debe tratar con las personas tratando de complacer
a Dios, recordando que Dios siempre está mirándonos en nuestro trato con los
demás.

Dios dijo (traducción del significado): 

“Y dijeron: Os damos de comer sólo porque anhelamos el
rostro de Allah [y Su complacencia]. No queremos de vosotros retribución
alguna ni agradecimiento. 10. Por cierto que tememos a nuestro Señor y el
día terrible y calamitoso [el Día del Juicio]” (Al-Insán, 76:9-10).

En segundo lugar, con respecto a lo que mencionas acerca de
las faltas de tu marido al ofrecer la oración, este pecado es suyo y no
tuyo. Es él el que está desobedeciendo a Dios y no tú. Te reafirmamos esto
porque tenemos la impresión por tu pregunta que tú te sientes como si Dios,
glorificado y exaltado sea, fuera a reclamarte por lo que él hace. Esto no
es correcto en absoluto. Todo lo que tú debes hacer en este caso es
ofrecerle consejo sincero en cada momento. Si él mejora, alabado sea Dios.
De otra forma nosotros no te aconsejamos cortar todo lazo con él a causa de
este pecado o incumplimiento. La forma en que es el ser humano y el estilo
de vida moderno requiere que pensemos de una forma más realista y que
busquemos con estrategia siempre lo mejor posible, y cuando eso no se puede,
lo que le sigue en esa lista para escoger lo que es más apropiado entre lo
que la vida nos ofrece. En otras palabras, debemos estar dispuestos a
comprometernos en algunas ocasiones.

Debes comprender que la débil comunicación entre tú y él y
los largos intervalos entre una reunión y otra son la causa principal de que
te sientas sola, especialmente porque esta separación ocurre muy temprano en
tu matrimonio, apenas tres meses después. Tal separación usualmente conduce
a un enfriamiento de la relación y a una disminución del atractivo entre
ambos, como también a malentendidos, pensar negativamente acerca del otro,
etc. Todo esto ayuda a incrementar los sentimientos de angustia y soledad
que tú describes en tu pregunta.

El remedio para esto comienza apreciando las bendiciones que
Dios, glorificado y exaltado sea, te ha conferido, comenzando con el
matrimonio, y dándote cuenta que el matrimonio inevitablemente involucra
algunos problemas y que la perfecta felicidad solamente puede encontrarse en
el Más Allá. En este mundo nosotros debemos buscar una felicidad relativa,
dentro del marco del esfuerzo por complacer a Dios, glorificado y exaltado
sea, y dentro del entorno de la familia y las relaciones sociales,
concentrándonos en lo que amamos hacer y en lo que es más beneficioso para
nosotros, para la comunidad y para la religión.

Esto requiere que comiences una nueva comunicación con tu
marido, tratando de olvidar el pasado y el enojo o la molestia que hayas
experimentado con él. Intenta conversar con él para encontrar una solución
al problema de estar tan lejos y de estar apartados, porque las largas
separaciones son definitivamente una de las causas de los problemas
psicológicos que pueden surgir entre esposos. Lo más sensato para hacer en
tu caso es tratar de solucionar este problema, ya sea volviendo para estar
con él en el país en el que te casaste, uniéndote a él en donde sea que
esté. Ambos deben buscar juntos lo que sea más fácil para ambos, lo que sea
más apropiado para ambas partes. Cuanto más fácilmente muestres iniciativa y
expreses el deseo de relacionarte y estar con él, más fácil será para ambos
encontrar una solución, y más efectivo será la relación en sanar vuestros
sentimientos, ayudándolos a deshacerse de los rencores y malestares ¿Y quién
sabe? Quizá Dios haga que algo suceda, quizá Dios los reconcilie de la mejor
manera, quizá Dios los guíe de esta forma y haga que tu marido se comprometa
mejor con su religión y los convierta a ambos en mejores personas. Por lo
tanto esfuérzate en primer lugar por lograr esto y no escatimes esfuerzos.

Al mismo tiempo debes entrenarte a ti misma para ser paciente
y debes llenar tu tiempo con cosas beneficiosas, desarrollando tus propias
habilidades, especialmente en un país donde hay un montón de oportunidades
para el aprendizaje y para la adquisición de nuevas habilidades,
involucrándote en actividades caritativas voluntarias, relacionándote con
mujeres honradas en los centros islámicos, etc.

Por lo tanto, trata de llenar cada momento de tu vida con
algo bueno y fructífero, y luego de eso, si Dios quiere, encontrarás un
hermoso resultado y un impacto positivo en toda tu vida y tus relaciones
sociales, y en la relación con tu marido.

Le pedimos a Dios que nos guíe y que te guíe, que nos proteja
a todos y nos dé lo que necesitamos.

Y Allah sabe más.

Origen

Sheij Muhammad Ibn ‘Uthaymin (Al-Liqá' ash-Shahri 17)

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