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Cómo vivían los niños en la época del profeta Muhammad

Pregunta: 289243

¿Cómo se educaba a los niños en la época del Profeta? ¿Cuáles eran los juegos/actividades específicos de los niños y de las niñas? ¿En qué tareas ayudaba cada niño a sus padres (y a qué edad empezaron a ayudar)? ¿Se quedaban todas las niñas en casa? Si no, ¿qué trabajos hacían fuera (como vender, etc.)? ¿Puede describir un día típico en la vida de un niño?

Resumen de la respuesta

Los Compañeros solían llenar los días de sus hijos con lo siguiente: 1) les enseñaban la fe y el Islam; 2) los niños ayudaban a sus familias en las tareas cotidianas y de servicio; y 3) también jugaban y se divertían. Los Compañeros solían preparar a sus hijas para adherirse a las reglas islámicas desde una edad temprana, por lo que les enseñaban los modales que les inculcarían timidez y castidad, en obediencia al mandato de Al-lah.

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Un día típico en la vida de un niño en la época del Profeta Muhammad

Para los niños que tenían 7 años en la época del Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), al parecer su día comenzaba con la oración del alba, porque el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) solía ordenar a sus compañeros que enseñaran a sus hijos a rezar cuando cumplían 7 años.

Se narró de ‘Amr Ibn Shu’aib, de su padre, que su abuelo dijo: “El Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Instruyan a sus hijos para que recen cuando tengan 7 años, y repréndanlos si no rezan cuando tengan 10 años, y sepárenlos en sus camas" (narrado por Abu Dawud, 459. También narrado por Abu Dawud, 494 y At-Tirmidhi, 407 de Sabrah Ibn Ma’bad. At-Tirmidhi dijo: “El hadiz de Sabrah Ibn Ma’bad Al Yuhani es autentico”).

Los Compañeros (que Al-lah esté complacido con ellos) solían llenar los días de sus hijos con tres cosas:

  • Les enseñaban la fe y el Islam, según lo que cada padre pudiera hacer.

Se narró que Yundub Ibn ‘Abdul-lah (que Al-lah esté complacido con él) dijo: “Estábamos con el Profeta (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), y éramos niños fuertes, así que aprendimos la fe antes de aprender el Corán. Luego aprendimos el Corán y nuestra fe aumentó" (narrado por Ibn Mayah, 61; clasificado como auténtico por Al Albani en Sahih Sunan Ibn Mayah, 1/37-38).

Ibn Al Azir (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “[La palabra traducida aquí como fuerte] también puede referirse a un chico que se acerca a la pubertad” (An-Nihaiah fi Gharib Al Hadiz, 1/380).

Se narró de Ibn ‘Abbas (que Al-lah esté complacido con él): “Cuando el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) murió, yo tenía 10 años, y había leído Al Muhkam” (narrado por Al Bujari, 5035).

Al Muhkam se refiere a las suras de Al Mufassal (desde Qaf o Al Huyurat —según diferentes opiniones de los eruditos— hasta sura An-Nas).

Se narró que Al Bara' Ibn ‘Azib (que Al-lah esté complacido con él) dijo: “Los primeros en llegar fueron Mus’ab Ibn ‘Umair e Ibn Umm Maktum, que enseñaron el Corán a la gente. Luego vinieron Bilal, Sa’d y ‘Ammar Ibn Yasir. Luego llegó ‘Umar Ibn Al Jattab con veinte de los compañeros del Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). Luego llegó el Profeta, y nunca vi a la gente de Medina regocijarse por nada tanto como por la llegada del Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). Incluso las esclavas decían: ¡Ha llegado el Mensajero de Al-lah! Antes de que llegara, había leído {Sabbih isma Rabbik al a’la} (Glorifica el nombre de tu Señor, el Altísimo) (Surat Al A’la), junto con otras suras de Al Mufassal” (narrado por Al Bujari, 3925).

En aquella época, Al Bara' (que Al-lah esté complacido con él) era todavía un niño, porque se le consideraba demasiado joven para participar en la batalla de Badr.

Cuando un niño alcanzaba la edad de 7 años, sus padres lo vigilaban para asegurarse de que hiciera las cinco oraciones diarias, como se menciona en el hadiz citado anteriormente. Y puede que algunos niños también hubieran ofrecido oraciones voluntarias, según lo que cada uno era capaz de hacer.

Se narró que Ibn ‘Abbas (que Al-lah esté complacido con él) dijo: “Me quedé a dormir en casa de mi tía materna, y el Profeta (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) se levantó a rezar por la noche, así que me levanté a rezar con él. Me paré a su izquierda, y él tomó mi cabeza y me hizo pararme a su derecha" (narrado por Al Bujari, 699).

Quizás algunos de ellos ayunaban para acostumbrarse y que les resultara fácil cuando crecieran.

Se narró que Ar-Rubai’ Bint Mu’awwidh (que Al-lah esté complacido con ella) dijo: “En la mañana de ‘Ashura, el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) envió un mensaje a las aldeas de los Ansar alrededor de Madinah, diciendo: ‘Quien haya comenzado el día sin ayunar, que complete el resto del día (sin comida); y quien haya comenzado el día ayunando , que complete su ayuno’.

Después de eso, ayunábamos ese día y hacíamos que nuestros hijos ayunaran también . Les hacíamos juguetes de lana, y si uno de ellos lloraba pidiendo comida, le dábamos (ese juguete) hasta que llegaba la hora de romper el ayuno” (narrado por Al Bujari, 1960; y Muslim, 1136).

Quizás algunos de ellos también hicieron el Hayy.

Se narró que As-Sa'ibn Yazid (que Al-lah esté complacido con él) dijo: “Fui llevado a realizar el Hayy con el Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) cuando tenía 7 años” (narrado por Al Bujari, 1858).

  • Los niños ayudaban a sus familias con lo que podían hacer en las tareas diarias y en el servicio.

Anas (que Al-lah esté complacido con él) dijo: “Cuando el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) llegó a Medina, no tenía sirviente. Abu Talhah me tomó de la mano y me llevó ante el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), y dijo: ‘Oh, Mensajero de Al-lah, Anas es un buen muchacho, deja que te sirva’. Lo serví mientras viajaba y en casa, y juro por Al-lah que él nunca me dijo sobre algo que yo había hecho: ‘¿Por qué hiciste esto así?’; o por algo que yo no había hecho: ‘¿Por qué no lo hiciste así?’ (narrado por Al-Bujari, 2768; y Muslim, 2309).

Su edad cuando comenzó a servir al Profeta (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) era de 10 años.

Se narró de Anas Ibn Málik (que Al-lah esté complacido con él) que tenía 10 años cuando el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) llegó a Medina. [Mi madre y mis tías solían instarme a servir al Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), y lo hice durante 10 años. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) murió cuando yo tenía 20 años” (narrado por Al Bujari, 5166).

  • También tenían su parte de juego y diversión.

Se narró que 'Aishah (que Al-lah esté complacido con ella) dijo: “Solía jugar con muñecas en la casa del Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). Tenía amigas que jugaban conmigo, pero cuando el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) entraba, ellas se escondían de él; entonces, el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) las llamaba para que jugaran conmigo” (narrado por Al-Bujari, 6130; y Muslim, 2440).

Anas (que Al-lah esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) era una de las mejores personas en actitud (y carácter). Un día, me envió a hacer un recado para él, y le dije: ‘Por Al-lah, no iré’. Pero en mi corazón tenía la intención de ir y hacer lo que el Profeta de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) me había dicho que hiciera. Entonces salí y pasé junto a unos muchachos que estaban jugando en el mercado. Entonces el Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) me agarró por detrás en la nuca. Lo miré y estaba sonriendo. Me dijo: ‘Oh, Unais, ¿fuiste a donde te dije que fueras?’, dije: ‘Sí, voy, oh, Mensajero de Al-lah’”.

No hemos encontrado ningún hadiz auténtico que describa con detalle qué tipo de juegos practicaban, pero al parecer continuaban con los juegos que habían conocido durante la Yahiliah, los que no estaban prohibidos según las enseñanzas islámicas, y los juegos de fuerza que se conocían en la época, por ejemplo, la lucha entre ellos, como indican algunos hadices.

El Dr. Jawad ‘Ali ha hablado en detalle sobre los juegos infantiles que conocían los árabes en aquella época, en su libro Al Mufassal fi Tarij Al ‘Arab Qabl Al Islam, Dar As-Saqi ed. (9/124-126).

¿Se quedaban las niñas en casa en la época del Profeta Muhammad?

El principio básico con respecto a las mujeres de los Compañeros es que permanecían en sus casas, en respuesta a las palabras de Al-lah, Exaltado sea (que en español se interpreta así): {Permanezcan en sus casas, [y cuando salgan] no se exhiban provocativamente como lo hacían [las mujeres] en tiempos del paganismo preislámico} [Corán 33:33].

Solo salían para lo necesario, o para la oración si alguna de ellas quería asistir a ella, pero no se mezclaban con los hombres en las calles y plazas de mercado.

Ibn Kazir (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: "Las palabras {Permanezcan en sus casas} significan: Permanezcan en sus casas y no salgan innecesariamente".

Entre lo que se considera necesario según las enseñanzas islámicas está rezar en la mezquita, sujeto a ciertas condiciones, como dijo el Mensajero de Al-lah (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él): "No impidan que las siervas de Al-lah asistan a las mezquitas de Al-lah, pero sin que se adornen". Según un informe: "… y sus casas son mejores para ellas" (Tafsir Ibn Kazir, 6/409).

Parece, por lo que se menciona en los hadices citados anteriormente acerca de entrenar a los niños para que se acostumbren a las prácticas islámicas desde una edad temprana, que los Compañeros (que Al-lah esté complacido con ellos) solían preparar a sus hijas para que se adhirieran a las normas islámicas desde una edad temprana, por lo que les enseñaban a observar la etiqueta que les inculcaría la timidez y la castidad, en obediencia al mandato de Al-lah (que en español se interpreta así): {¡Oh, creyentes! Protéjanse a sí mismos y a sus familias del Fuego [del Infierno], cuyo combustible serán los seres humanos y las piedras, y en el que habrá ángeles rigurosos y severos que no desobedecen a Al-lah en lo que Él les ordena, sino que ejecutan Sus órdenes} [Corán 66:6].

Y Al-lah sabe más.

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