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¿Qué es mejor, las medicinas físicas, o la medicina espiritual de recitar el capítulo Al-Fátihah?

pregunta: 3839

La medicina moderna trata las enfermedades físicas solamente. ¿Es esto suficiente, o debemos utilizar también la lectura del Corán? ¿Cuál de ellos es mejor?

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

No hay duda de que el ser humano sufre enfermedades psicológicas, como la ansiedad o preocupación acerca del futuro, o la lamentación sobre el pasado. Y las enfermedades psicológicas pueden tener un impacto posterior en el cuerpo, dando lugar a enfermedades físicas. 

Tratar estas enfermedades psicológicas en la forma en que se ha prescrito en la ley islámica, es decir mediante la recitación del capítulo Al-Fátihah, es más efectivo que tratarlas por medio de la medicina física, como es bien conocido. 

Entre los medios para tratar estas enfermedades están los reportes auténticos narrados de Ibn Mas’ud (que Dios esté complacido con él):

“No hay creyente que sea golpeado por la ansiedad y que diga “Allahúmma ínni ‘abduka ibnu ‘abdika ibnu amátika, naasíyati bi iádika, madin fíyah hukmuka, ‘adlun fíyah qadá’uka, as'áluka bi kúlli ismin húa laka sammáita bihi náfsaka, au ‘allámtahu áhadan min jálqika au anzáltahu fi kitábika, au asta’zarta bihi fi ‘ílm il-gháibi ‘índaka an tay’ala al-Qur'án al-‘Adhím rabi’a qálbi wa nura sádri wa yalá’a huzni wa dhahába hámmi wa ghámmi” (Dios nuestro, yo soy tu servidor, hijo de Tu servidor y Tu servidora, mi cabello está en Tu mano, Tus órdenes sobre mí son siempre ejecutadas, y Tu decreto sobre mí siempre es justo. Te pido por cada nombre que Te pertenece y con los cuales Tú te has nombrado a Ti mismo, o que le hayas enseñado a cualquiera en Tu creación, o que hayas revelado en Tu libro, o que hayas reservado a Tu conocimiento de lo oculto; Te pido que hagas del Sagrado Corán la luz de mi corazón y de mi pecho, y que lo conviertas en un alivio para mí de la pena, la ansiedad y la angustia). Esta es una de las medicinas espirituales encomendadas en la ley islámica. 

De la misma forma, uno también puede decir: “La iláha ílla anta, subhánaka, ínni kuntu min az-zaalimín” (“No hay más divinidad que Tú, ciertamente fui de los injustos”) “Y cuando Jonás, al marcharse airado [con los incrédulos de su pueblo], pensó que no lo íbamos a poner a prueba [pero lo hicimos tragar por la ballena], e invocó desde la oscuridad [de su estómago]: No hay otra divinidad más que Tú. ¡Glorificado seas! Ciertamente he sido un inicuo” (Al-Anbiá, 21:87). 

Si desea saber más, por favor consulta los escritos de los eruditos sobre el tópico de la rememoración de Dios, tales como Al-Wábil as-Sáyib, por Ibn al-Qayím; Al-Kálim at-Táiyib, por el shéij Ibn Taimíyah; Al-Adkár, por el Imam An-Nawawi; y Zaad al-Ma’ad, por Ibn al-Qayím. 

Pero cuando la fe de los musulmanes se debilita, la aceptación de los remedios para el alma prescriptos en la ley islámica también se debilita. Muchos musulmanes hoy en día han comenzado a poner una confianza excesiva en la medicina alopática moderna y a descuidar los remedios espirituales prescriptos en el Islam. Cuando la fe es fuerte, los remedios espirituales prescriptos en el Islam tienen un efecto más radical, más completo, y más efectivo que la medicina física moderna. Todos somos concientes de la historia del compañero a quien el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) envió en una campaña. Acampó cerca de algunos árabes idólatras, pero estos no le mostraron hospitalidad alguna. Dios quiso que su jefe fuera picado por un escorpión. Cuando esto llegó a oídos del compañero, el compañero les dijo: “Nosotros recitaremos el Corán para que se cure si nos ofrecen cierta cantidad de ovejas para nuestro sustento”. Ellos respondieron: “De acuerdo”. Entonces este compañero fue y recitó sobre quien había sido picado el capítulo Al-Fátihah solamente, y el jefe de la tribu se recuperó completamente. 

Esta recitación de Al-Fátihah tuvo tal efecto en este hombre porque provino de un corazón asentado en la fe. Cuando regresaron con el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y le contaron lo que había sucedido, él le preguntó al compañero: “¿Cómo sabías que podrías curar con ella (Con la recitación de Al-Fátihah)?”. 

Pero en nuestros tiempos hay una notoria debilidad en la fe y el compromiso religioso en la gente, que ha comenzado a confiar demasiado en las apariencias del mundo físico, y esto causa muchos males y sufrimientos. 

Por otro lado hay también quienes engañan a la gente, afirmando ser piadosos recitadores del Corán pero apropiándose de sus riquezas ilegítimamente. Por lo tanto, los musulmanes a menudo están atrapados entre estos dos extremos: entre el discurso que afirma que la recitación del Corán no tiene efecto alguno, y el de los embaucadores y charlatanes que le atribuyen y se atribuyen a sí mismos toda clase de poderes mágicos y abusan así de la credibilidad de la gente. Consultar Fatáwa al-Islamíyah, 4/465-466, por el Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín. 

Pero no hay contradicción entre usar las medicinas físicas permisibles que prescriben los doctores y utilizar las medicinas espirituales del Corán y los reportes, y buscar refugio en Dios. Las dos pueden ser combinadas, como el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hizo. Se ha probado que él usó ambos tipos de tratamientos, y que dijo: “Esfuércense en buscar lo beneficioso y busquen refugio en Dios, y nunca se sientan desesperados”. Y también dijo: “Busquen tratamiento, oh servidores de Dios, pero eviten lo prohibido”.

Origen

Sheij Muhammed Salih Al-Munajjid

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