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Ella sufre por la soledad y angustia desde que se divorció y está buscando una solución

Pregunta: 65922

Yo tengo dos hijos y he estado divorciada desde hace 5 años. Uno de mis hijos tiene 9 y el otro tiene 10 años. Gracias a Dios, yo los he cuidado y he cumplido mis deberes como madre en todo sentido. Yo soy una persona religiosa, rezo regularmente, recito oraciones para rememorar a Dios y hago abundantes súplicas, y trabajo para mantener a mis hijos. Pero siempre me asaltan sentimientos de soledad. Me siento desesperadamente sola y también estresada y deprimida. Yo soy una persona que quisiera también disfrutar de los placeres lícitos de la vida. Yo siento que necesito volver a casarme, porque he comenzado a sentirme hastiada y demasiado sensible emocionalmente, hasta por las cosas más insignificantes. Siento como si estuviera encerrada en una habitación donde no hay nadie más, y me siento deprimida. Todos aquellos que me ven, ya sea en el trabajo o durante alguna visita social me han dicho que ellos pueden ver en mi rostro signos de depresión. Siento que necesito vivir la vida y no ser como un objeto abandonado en un rincón. No quiero que estos sentimientos me superen, porque han comenzado a tener un impacto directo sobre mi trabajo, sobre las relaciones con mi familia, parientes y amigos. Yo siempre me mantengo en silencio y apartada de la gente para que no se den cuenta de que estoy mal. Simplemente, soy incapaz de poner una sonrisa en mi rostro, y considero esto algo demasiado difícil para mí. Estoy en un círculo vicioso que no tiene fin: mi divorcio, mis hijos, mi necesidad de estabilidad y de un esposo. Siento que no tengo ganas de vivir, y yo sé que esto está mal, porque los seres humanos estamos compuestos de razón, además de sentimientos. Yo soy mujer y no sé si tengo el derecho de hablar sobre este asunto o no y con quién. Estoy muy cansada de la vida, voy a cualquier parte y me siento en las reuniones con la familia, parientes y amigos, pero siempre estoy pensando en este asunto… Yo quisiera vivir mi vida de una forma natural, pero no sé qué hacer para ello.

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Le pedimos a Dios que te bendiga con tranquilidad y paz
espiritual, y que aparte de ti el estrés y la preocupación que estás
experimentando, concediéndote los medios para alcanzar el éxito que buscas. 

Nosotros no pensamos que lo que has mencionado acerca de tu
cansancio y dolor sea experimentado por cualquiera que haya pasado a través
de lo que tú pasaste. Pero al menos, hay cierta cuota de estrés a la que una
mujer queda expuesta cuando pierde a su marido y debe comenzar a tratar
directamente con las cargas de la vida. Más aún, las mujeres varían en su
habilidad y su capacidad para sobreponerse a estas cosas. Hay muchas mujeres
divorciadas que han sido capaces de sobreponerse a esto y viven felices.
Esto depende de ciertas razones, que pueden ser la solución en tu caso, si
Dios quiere. Aquí siguen algunas de ellas, para que medites e intentes
ponerlas en práctica, y quizás puedas recuperar algo de la felicidad que has
perdido. 

1 – Desarrollar una fuerte relación con Dios. Esto incluye
creer que este problema como todos suceden por la voluntad y decreto de
Dios, y que Dios es más compasivo y misericordioso contigo que una madre con
su hijo, y que Su decreto es bueno para Sus servidores, tanto a corto como a
largo plazo. Las calamidades expían los pecados, y soportarlas con paciencia
nos eleva en estatus, porque cuando Dios ama a uno de Sus servidores, lo
pone a prueba. 

2 – Antes que vivir sintiéndote miserable y preocupada,
tienes la opción de soportar esto con paciencia y buscar a causa de ello la
recompensa de Dios, con la esperanza de que esa recompensa te eleve en
estatus espiritual. Tu pena ni te adelantará ni te retrasará, como dijo el
Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Las
más grandes recompensas provienen de las más grandes pruebas. Cuando Dios
ama a una persona, la pone a prueba. Quien acepta esto gana Su complacencia,
pero quien lo rechaza, gana Su enojo”. Narrado por at-Tirmidi, 2396; Ibn
Máyah, 4031; clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih at-Tirmidi. 

3 – Meditar en las bendiciones de Dios, y esforzarse en
mostrar gratitud por ellas, comparando las innumerables bendiciones que has
recibido con la vida, en comparación con las calamidades que te han
sucedido. Meditar en esto abrirá tu corazón al contentamiento. Por lo tanto,
piensa cuántas bendiciones Dios te ha concedido con tu religión, con tu
salud, con tu riqueza y con tus hijos. Y medita en las calamidades que les
han sucedido a otras personas. Cuántas personas han perdido la salud y han
quedado paralizadas, o han sufrido las calamidades sus hijos, o son probadas
en su compromiso religioso, o sufren enfermedades, etc. Si piensas acerca de
esto te darás cuenta que tienes condiciones por las cuales otros te
envidiarían. Te darás cuenta que hay personas que están sufriendo
calamidades peores que la tuya. Esto debería facilitarte las cosas y hacerte
sentir agradecida, reconociendo la munificencia de Dios. 

4 – Piensa acerca de las calamidades que te han sucedido, y
piensa que en ellas puede haber una ventaja y una bendición oculta. Cuántas
mujeres casadas sufren de abusos o malos tratos por parte de sus maridos y
llevan una vida miserable con ellos. Tú has sido salvada de eso, gracias a
Dios. 

5 – Ocupa tu tiempo con cosas que te traigan beneficio en
este mundo y en el Más Allá. Por ejemplo, puedes unirte a un centro que
enseñe a memorizar el Sagrado Corán, asistir a lecturas religiosas, leer
libros útiles, o aprender útiles tareas domésticas, como aprender a coser,
etc. 

6 – Prestar atención a nuestra meta última, que es ganar la
complacencia de Dios y alcanzar Su Paraíso, siendo salvados del Fuego. Esto
requiere trabajo duro y sacrificios, y es la base de la verdadera felicidad
en la vida.

Dios dijo (traducción del significado): 

“Toda
alma probará la muerte, y recibiréis vuestra completa recompensa el Día de
la Resurrección. Quien sea salvado del Fuego e ingresado al Paraíso habrá
triunfado. La vida mundanal no es más que un placer ilusorio”
(Ali ‘Imrán, 3:185). 

7 – Tener la seguridad de que lo que está con Dios es mejor
para ti, y que Él es El Más Misericordioso entre aquellos que muestran
misericordia; que Él está con aquellos que Le temen y quienes aman el bien,
y que recompensa a quienes son pacientes y se ayudan entre sí.

Dios dijo (traducción del significado): 

“A quien crea verdaderamente en Dios y sus obras sean
rectas, le daremos una buena vida y una recompense en el Más Allá según sus
obras” (An-Náhl, 16:97). 

Debemos tener cuidado de no quejarnos de Dios ante Su
creación porque estaríamos quejándonos de El Más Misericordioso. El Profeta
Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Quien es
golpeado por la pobreza y se pasea entre la gente quejándose por ello, su
calamidad no será aliviada. Quien es golpeado por la pobreza y se queja ante
Dios por ello, Dios le aliviará tarde o temprano”. Narrado por at-Tirmidi,
2326; Abu Dawud, 1645; clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih
at-Tirmidi. 

8 – Recitar frecuentemente esta súplica que fue narrada del
Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): 

Se narró que ‘Abd Allah Ibn Mas’ud (que Dios esté complacido
con él) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él) dijo: “Si una persona está afligida por la ansiedad de la pena
y dice: “Allahúmma ínni ‘abduka wa ibnu ‘abdika wa ibn ammátika nasíyati
bi iadika mádin fíyah hukmuka ‘adlun fíyah qadá’uka as’áluka bi kúlli ismin
húwa laka sammáita bihi náfsaka aw ‘allámtahu áhadan min jalqika aw
anzaltahu fi kitábika aw asta’zarta bihi fi ‘ilm il-gáibi ‘índaka an tay’al
al-Qur’ána rabi’a qalbi wa nura sadri wa yalá’a huzni wa dhahába hámmi
(Dios nuestro, yo soy Tu servidor, hijo de Tu servidor y Tu servidora, el
mechón de mi cabello está en Tu mano, Tus órdenes sobre mí son siempre
cumplidas y Tu decreto sobre mí es justo. Te pido por cada nombre que Te
pertenezca, por el cual Tú te hayas designado a Ti mismo, que le hayas
enseñado a alguien en Tu creación, que hayas revelado en Tu Libro, o que
hayas reservado para Ti en Tu conocimiento de lo oculto, que conviertas al
Corán la vida de mi corazón y la luz de mi pecho, y lo conviertas en una
barrera contra la pena y un alivio contra la ansiedad para mí)”, entonces
Dios le aliviará de su pena y ansiedad y se la reemplazará por alegría”. Le
preguntaron: “Oh, Mensajero de Dios, ¿debemos memorizarla?”. Él respondió:
“Sí, quien la oiga debe memorizarla”. Narrado por Áhmad y clasificado como
auténtico por al-Albani en As-Sílsilah as-Sahíhah, 199. 

Le pedimos a Dios que alivie tu dolor y tu ansiedad y lo
reemplace por felicidad. 

Y Allah sabe más.

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