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Normas sobre odiar a los compañeros del Profeta (que Dios esté complacido con ellos)

pregunta: 45563

Tuve una discusión con otros hermanos musulmanes acerca de los compañeros del Profeta (que Dios esté complacido con ellos), y uno de ellos me dijo que es posible para cualquiera de nosotros odiar a uno de ellos sin contradecir nuestro Islam. Dijo que quizás, odiar a un compañero del Profeta puede constituir un pecado, pero que todavía seguiría siendo musulmán. Espero que pueda explicarnos el asunto.

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Indudablemente es un signo de extravío si un musulmán acompaña su fe maldiciendo a alguno de los compañeros del mejor hombre que ha pisado la Tierra (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), o gasta su tiempo criticándolos y recriminándoles por alguna de las disputas que surgieron entre ellos, en lugar de ocuparse de hacer algo beneficioso para sí mismo en este mundo o para el Más Allá. 

Nadie debería tener ninguna razón para maldecir, odiar o guardar rencores a los compañeros del Profeta Muhámmad (que Dios esté complacido con todos ellos). Sus virtudes son muchas, porque ellos fueron quienes apoyaron el Islam en sus inicios y difundieron la fe; fueron quienes lucharon contra los agresores idólatras, y quienes transmitieron el Corán y el ejemplo de nuestro Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Dios los escogió para ser los compañeros de Su Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), por lo tanto nadie debería difamarlos ni odiarlos, excepto los hipócritas que no aman el Islam ni creen en él.

Se narró que Al-Bará' (que Dios esté complacido con él) dijo: “Oí al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) decir: “Los musulmanes de Medina; nadie los ama si no es un creyente, y nadie los odia sino el hipócrita. A quien los ama, Dios lo ama; y a quien los odia, Dios lo odia”. Narrado por al-Bujari, 3672; Muslim, 75. 

Si un hombre que odia a los compañeros medinenses del Profeta no puede ser un creyente y eso lo convierte en un hipócrita, entonces, ¿qué pensar de quien odia tanto a los musulmanes medinenses como a los emigrantes mecanos y a sus seguidores, difamándolos y calumniándolos, maldiciéndolos y denunciando a quienes les aman como a incrédulos? 

Indudablemente se comportan como hipócritas, no como creyentes. 

At-Taháwi dijo, discutiendo las creencias de los musulmanes de la Comunidad y la Tradición Profética:

“Nosotros amamos a los compañeros del Mensajero de Dios (que Dios esté complacido con todos ellos) y no discriminamos a ninguno de ellos. Detestamos a aquellos que los detestan, y sólo los mencionamos con estima y aprecio. Amarlos es parte de nuestro compromiso religioso y de la perfección de nuestra fe, y odiarlos es una actitud propia de incrédulos, hipócritas y malhechores”. 

El shéij Sálih al-Fawzán dijo: 

“El camino de los musulmanes de la Comunidad y la Tradición es amar a la familia del Profeta (que Dios esté complacido con ellos). 

Los násibis aman a sus compañeros pero detestan a su familia, y por eso son llamados de ese modo. 

Los duodecimanos son lo opuesto: aman a la familia del Profeta pero detestan a sus compañeros, a quienes en ocasiones maldicen y denuncian como incrédulos. 

Nosotros creemos que quien detesta a sus compañeros está detestando el Islam, porque ellos fueron los seguidores de nuestro Profeta y los que difundieron el Islam (que Dios esté complacido con todos ellos). Por lo tanto quien los detesta no puede decir que ama el Islam, obviamente hay una falla en la fe de sus corazones. 

Este es un importante principio básico que los musulmanes debemos atender, el de amar y respetar a sus compañeros, porque esto es parte de la coherencia de la fe. Odiarlos y detestarlos es una actitud propia de hipócritas y de incrédulos, porque el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) los amaba, y odiar a quien él amaba es como odiarlo a él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)”. 

Shárh ‘Aquidah al-Waasitíyah. 

Algunos de los eruditos explicaron en detalle lo que significa detestar a los compañeros del Profeta. En resumen han dicho que si una persona detesta a alguno de ellos por alguna razón mundana, esto no constituye un acto de incredulidad ni de hipocresía; no se puede decir que tal persona sea un incrédulo o un hipócrita. Pero si lo detesta por alguna razón religiosa y considera este odio parte de su fe, entonces indudablemente esto es un acto de hipocresía, porque ellos fueron los compañeros del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). 

Esta es una buena explicación, en consonancia con lo que mencionamos arriba. 

Abu Zar’ah ar-Rázi dijo: “Si ves a alguien maldiciendo a uno de los compañeros del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), sabe que puede ser un hipócrita”. 

El Imam Áhmad dijo: “Si ves a un musulmán hablando en malos términos de los compañeros del Mensajero de Dios (que Dios esté complacido con ellos), entonces invítalo a tener una actitud más correcta con el Islam”. 

El Shéij al-Islam Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“Si una persona lo critica en una forma que no implica impugnar sus buenas intenciones ni su compromiso religioso, sino que lo describe como mezquino, falto de coraje o de conocimiento, entonces esto es algo reprochable, pero no se le considera un hipócrita a causa de eso. Así es como fueron entendidas por los eruditos las palabras de quienes decían estas cosas; no los consideraron incrédulos. 

Pero si alguien los maldice o difama en términos generales, esta es un área de disputa entre los eruditos, dependiendo de si esta maldición está motivada por meros sentimientos personales, o por una creencia religiosa. Si la persona se excede y afirma que ellos apostataron de su religión después de la muerte del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él); o que la mayoría de ellos eran malvados y malhechores, entonces esta persona está expresándose como un incrédulo o un hipócrita, porque está negando lo que se ha afirmado en más de un verso en el Sagrado Corán, que es que Dios está complacido con ellos. Si fuéramos a creer que tal afirmación es cierta, entonces esto implicaría creer que los transmisores del Corán y la Tradición Profética fueron malhechores e incrédulos, y que el mejor de nuestra comunidad, quien fue descripto en el verso “[¡Musulmanes!] Son la mejor nación que haya surgido de la humanidad porque ordenan el bien, prohíben el mal y creen en Dios. Si la Gente del Libro creyera, sería mejor para ellos; algunos de ellos son creyentes, pero la mayoría son desviados.” (Ali ‘Imrán, 3:110 – traducción del significado), que se refiere a estas primeras generaciones de musulmanes, eran mayormente hipócritas y malhechores. Eso significaría que esta comunidad, la de los musulmanes, es una comunidad iniciada por hipócritas y malhechores, y que por lo tanto es una comunidad malvada. No hay duda de que quien cree esto no cree en el mensaje del Islam, y la evidencia de ello parece ser lo suficientemente clara. 

Por eso verás que quienes afirman estas cosas tarde o temprano demuestran que no creen. Los hipócritas usualmente ocultan sus puntos de vista, pero Dios los ha castigado de forma ejemplar, y hay muchos reportes acerca de eso. Los eruditos los han compilado, como Al-Háfiz as-Sálih Abu ‘Abd Allah Muhámmad ibn ‘Abd el-Wáhid al-Maqdisí, en su libro An-Nahi ‘an Sább al-Asháb, en el cual él narró las cosas que les sucedieron a los hipócritas. 

En conclusión, hay algunos grupos que maldicen a los compañeros del Profeta (que Dios esté complacido con todos ellos), acerca de los cuales no hay duda que se comportan como incrédulos, y hay otros que no pueden ser juzgados como tales, y otros acerca de los cuales hay dudas y distintos puntos de vista entre los eruditos”. 

As-Sárim al-Maslul ‘ala Shátim ar-Rasul, p. 590-591. 

Taqí ad-Dín as-Subki dijo:

“…esto se refiere a quien maldice a algunos de los compañeros del Profeta. Pero si una persona los maldice a todos, entonces indudablemente se expresa como un incrédulo. Lo mismo se aplica si maldice a uno de sus compañeros por razones religiosas, porque esto significa difamar indirectamente al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). 

Basándonos en esto, las palabras de At-Taháwi “…y odiarlos es no creer en el Islam”, deben entenderse significando a todos los compañeros. Si un musulmán difama a uno solo de ellos, pero se trata de uno de sus compañeros más importantes, por ejemplo a uno de los que se convirtieron al Islam antes de la conquista de La Meca, y cuya virtud y estatus son claros (como en el caso de Abu Bakr y ‘Umar ibn al-Jattáb), entonces Al-Qadí Husain cree que esto también implica no creer en el Islam. 

La razón para esta disputa entre los eruditos sobre este asunto es si una persona maldice a un musulmán específicamente por una razón, o puede odiarlo por alguna razón mundana. Esto no implica que comportarte como un incrédulo. Pero indudablemente, quien detesta a los compañeros más cercanos del Profeta Muhámmad (que Dios esté complacido con ellos), como Abu Bakr o ‘Umar ibn al-Jattáb, entonces sí, porque ellos eran de su más íntima confianza y sus amigos cercanos”. 

Fatáwa as-Subki, 2/575.

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