1 – Yo quisiera saber cuál es la línea que divide la hipocresía de la cortesía, porque en muchos casos yo siento que el comportamiento de la gente tiene dos caras, basados en sus intereses y caprichos mundanos, pero la justificación es que es “sólo cortesía”. ¿Esto es verdad?
Entre la hipocresía y la cortesía
pregunta: 84124
Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.
Algunas personas a menudo confunden los significados de la hipocresía, la cortesía, y la obsecuencia, y la razón de esto es el fracaso en entender los verdaderos significados de la hermandad y la amistad sincera. En sus mentes, no separan la verdad de la falsedad, la buena conducta de la mala.
En primer lugar, la palabra ‘hipocresía’ usualmente implica maldad. La hipocresía nunca es algo elogiable en ninguna forma, sea como fuere. Los psicólogos la han definido como mostrar un buen carácter para lograr algo dañino y perjudicial.
Por lo tanto la hipocresía nunca busca algo bueno, más bien es la intención de dañar a alguien traicionándolo y acarreándole males, y la persona logra eso mostrando un buen semblante y aparentando ser afectuoso y amigable.
Dios dijo, advirtiéndonos sobre la compañía de los hipócritas (traducción del significado):
“¡Oh, creyentes! No toméis por amigos confidentes a quienes no fueran de los vuestros, porque los incrédulos se esforzarán para corromperos, pues sólo desean vuestra perdición. Ya han manifestado su odio, pero lo que ocultan sus corazones es peor aún. Ya os hemos evidenciado su enemistad, si es que razonáis” (Ali ‘Imrán 3:118-119).
Lo mismo se aplica a cualquiera que se presente amigablemente a la gente para parecer que es una persona cariñosa, cuando en realidad está buscando perjudicarlos o hacerles algo malo.
En segundo lugar, la persona cortés no desea el mal a nadie, y no está tratando de perjudicar a nadie ni interna ni externamente, pero puede mostrarse amable y dispuesta para suavizar los sentimientos de los demás, ante alguien que tiene una mala actitud, o para evitarse un aprieto a sí mismo o a los demás, pero sin estar de acuerdo con la falsedad ni apoyándola en ninguna forma, ni en palabras ni en actos.
Ibn Muflih al-Hánbali (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Le preguntaron a Ibn ‘Aqil en al-Funun: “Yo oí la orden de Dios (traducción del significado): “No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que aquel con quien tenías una enemistad se convertirá en tu amigo ferviente” (Fússilat, 41:34), pero oí a la gente considerar a aquellos que no muestran lo que sienten como hipócritas. ¿Cómo puedo obedecer a Dios y librarme de la hipocresía?”
Ibn ‘Aqil contestó: “La hipocresía significa mostrar un buen semblante cuando ocultas malas intenciones, albergando mala voluntad mientras se aparenta el bien para causar el mal. A lo que se refiere el verso es a mostrar una buena actitud en respuesta a una mala, con el objetivo de cambiarla”.
De esto puede entenderse que la hipocresía significa ocultar mala voluntad mientras se hace una demostración de buena voluntad, con el objetivo de hacer un mal. Quien muestra una buena actitud en respuesta a un mal trato para combatir el mal no es un hipócrita, más bien está tratando de corregir las cosas. ¿Acaso no has oído las palabras de Dios “No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que aquel con quien tenías una enemistad se convertirá en tu amigo ferviente”? Esto se hace para suavizar los corazones, evitar la enemistad, extinguir las llamas del odio, y crear amor y buenas creencias. Así es como uno hace amigos y gana corazones”. Al-‘Adab ash-Shar’íyah, 1/50-51.
Por eso la cortesía es parte de la buena actitud, y los eruditos han hablado mucho de ella.
Ibn Battál (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “La cortesía es parte de la actitud del creyente, y es actuar con humildad ante la gente, hablar con gentileza y no ser rudo con ellos, todos estos modales que están entre las mejores formas de crear armonía entre la gente”. Fáth al-Bari, 10/528.
En su obra Sahih, Al-Bujari incluyó un capítulo titulado “Capítulo sobre la cortesía con la gente”, en el cual dijo:
“Se narró de Abu ad-Dardá’: “Le sonreímos con dulzura a la gente cuando nuestro corazón está amargado”.
Él también incluyó un reporte de ‘Aa’ishah (que Allah esté complacido con ella) acerca de este tópico:
“Un hombre le pidió permiso para entrar al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) para ingresar, y él dijo: “Déjalo entrar, qué mal hijo del clan es este…”. Cuando ingresó, sin embargo, le habló con gentileza. Yo (‘Aa’ishah) le dije: “Oh, Mensajero de Dios, ¿hablaste con él con amabilidad luego de lo que dijiste?”. Y él respondió: “Oh ‘Aa’ishah, la peor gente en estatus ante Dios es aquella a la que la gente abandona por temor a las miserias de su boca”.
Ibn Muflih al-Hánbali (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Esta actitud de Abu ad-Dardá’ no significa que esté aprobando algo prohibido o siendo hipócrita, más bien significa ser cortés para lograr algún buen propósito. Esto es lo que significa el reporte narrado en los dos Sahih y en otras partes de ‘Aa’ishah (que Allah esté complacido con ella): “Oh ‘Aa’ishah, la peor gente en estatus ante Dios es aquella a la que la gente abandona por temor a las miserias de su boca”.
Dice en Shárh Muslim y en otras obras: “Se cortés con aquel cuyas malas palabras temes. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no lo elogió en su presencia ni en su ausencia, más bien buscaba suavizar su corazón ofreciéndole alguna ganancia mundana y hablándole con gentileza.
Ibn ‘Abd el-Bárr citó las palabras de Abu ad-Dardá’ sobre la virtud de las buenas maneras”. Al-‘Adab ash-Sharíyah, 1/50.
Los eruditos escribieron capítulos enteros sobre la cortesía, e Ibn Abi Dunia escribió un ensayo titulado Cortesía con la Gente, en el cual dijo (p. 48-50):
Se narró que Humaid ibn Hilal dijo: “Conocí gente que consideraba la cortesía como un acto de caridad hacia los demás”.
“Se narró que al-Hásan dijo: “Ser amable con la gente es tener la mitad de la razón”. Fin de la cita.
El imam Áhmad ibn Hánbal dijo que oyó a Abu ‘Abd Allah decir:
“La gente necesita la cortesía y la gentileza, y encomendar el bien sin rudeza, excepto a un hombre que hace el mal abiertamente, a quien se debe hablar pero también detenerlo”. Al-Adab ash-Shar’íyah, 1/191.
Le preguntaron al Shéij ‘Abd el-‘Azíz ibn Baaz (que Allah tenga misericordia de él):
“En algunos casos la cortesía dicta que no debemos decir la verdad. ¿Esto es una forma de mentir?”.
Él respondió:
“Eso depende. Si la cortesía implicará negar derechos o aprobar alguna falsedad, entonces esta cortesía no es permisible. Pero si la cortesía no implicará ninguna falsedad, y es sólo una forma de hablar con buenas palabras en general, no implica dar un falso testimonio a favor de alguien ni negar los derechos de nadie, entonces pienso que no hay nada de malo con ello”. Maymu’ al-Fatáwa Shéij ‘Abd el-‘Azíz ibn Baaz, 5/280.
Tercero, es también importante diferenciar entre la cortesía elogiable y la obsecuencia reprobable. La gente las mezcla porque están confundidos sobre las maneras apropiadas hoy en día.
Al-Háfiz ibn Háyar (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Algunos de ellos piensan que la cortesía es obsecuencia, pero están en un error, porque la cortesía es recomendable pero la obsecuencia está prohibida. La diferencia es que la obsecuencia es mostrar una cosa pero ocultar otra. Los eruditos la explicaron como mezclarse con el malhechor y mostrar aprobación de lo que está haciendo sin censurarlo, y la cortesía es mostrar gentileza con el ignorante mientras le enseñas, y al malhechor mientras denuncias su acción, y no se rudo con él cuando no está cometiendo un mal abiertamente, y reprochárselo gentilmente tanto en palabras como en actos, especialmente es necesario suavizar sus sentimientos”. Fáth al-Bari, 10/528.
Cuarto, muchos amigos (y esto pasa muchísimo entre las mujeres) malentienden la verdadera naturaleza de sus amistades, y tienden a irse a los extremos y desarrollar fuertes sentimientos cuando otra persona no siente lo mismo; más bien, la otra parte no intenta establecer tal profundidad en la amistad, sino que su objetivo es simplemente mantener una amista ordinaria a como dicten las circunstancias. En ese caso aquél que siente un profundo afecto puede sentir dolor, tal como quien no puede llevar una montaña. Necesitamos guiar esta amistad que puede cautivar nuestros corazones a causa del amor que sentimos por otra gente, para que no nos sintamos sorprendidos el día de mañana y comencemos a pensar que todo ha colapsado alrededor nuestro cuando tal amistad nunca fue de esa forma en primer lugar.
‘Umar ibn al-Jattáb (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Tu amor no debe llegar al punto de ser pretencioso y pueril, y tu odio no debe llegar al punto de la destrucción”.
Al mismo tiempo, necesitamos profundizar nuestro entendimiento de la hermandad, que requiere lealtad y sinceridad, donde no hay espacio para la excesiva cortesía y formalidad. En el pasado ellos dijeron: “Cuando la amistad es sincera no hay ostentación”.
Indudablemente, tal obsecuencia es reprobable y no tiene lugar en la hermandad y la verdadera amistad. Si hay cierta obsecuencia ocasional entre los amigos, sólo debe ser dictada por las circunstancias, como para evitar las discordias y preservar el afecto. Pero si la obsecuencia es la base de la relación, entonces es una distorsión del verdadero significado de la hermandad.
‘Ali ibn Abi Tálib (que Dios esté complacido con él) dijo: “El peor de los amigos es aquel que intenta demasiado adularte y quien espera demasiada cortesía de ti; aquél que te hace sentir que necesitas justificarte constantemente”. Preguntó uno de ellos: “¿Con quién debemos hacer amistad?”. Él respondió: “Con quien te quita la carga de la ostentación y con quien sientes que no debes tener reservas”.
Ya’far ibn Muhámmad as-Sádiq (que Dios esté complacido con él) solía decir: “El más pesado de mis hermanos para mí es el que me adula demasiado y hacia el cual siento reservas”. Ihiá’ ‘Ulúm ed-Dín, 2/181.
Y Allah sabe más.
Origen:
Islam Q&A