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¿Debe cada país estar obligado a seguir una escuela de jurisprudencia en particular?

Pregunta: 103339

¿Debe cada país escoger obligatoriamente una escuela de pensamiento en particular? ¿Debe enseñarse sólo esta escuela en el país, y ninguna otra? Me refiero a enseñar las normas específicas prescriptas por cada escuela, sin importar la opinión de las otras. Que Allah te recompense.

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Alabado sea Allah

Con
respecto a la iytihad y el taqlid (razonamiento independiente para la
emisión de dictámenes jurídicos, e imitación de estos), la gente de
cualquier país cae en una de dos categorías:

 1 – Los eruditos y
muytáhids que han alcanzado el nivel del conocimiento legal, en el que
tienen las herramientas para hacer iytihad e
istinbat,
con las que son capaces de deducir normas. Su deber es seguir la verdad
donde sea que la vean, sobre la base de la evidencia.

 2 – La vasta mayoría de
la gente, que no tiene un estudio especializado de las ciencias legales y no
ha alcanzado el nivel de conocimiento necesario para hacer iytihad, ni está
cualificada para emitir fatwas. En esta categoría cae la mayoría de la
gente, incluso aquellos que se han especializado en otros campos del
conocimiento. Su deber, tanto en términos legales como naturales, es
consultar a la gente de conocimiento y tomarlo de ellos. Vemos esto en las
palabras de Allah (interpretación del significado):

 “Preguntadle a la gente
de conocimiento de entre la Gente del Libro si no lo sabéis” (an-Nahl
16:43).

 Así la gente de cada
país está obligada a preguntar y consultar a los eruditos y seguir sus
dictámenes legales, pero no deben seguirlo incondicionalmente considerando
que ellos son infalibles ni sus opiniones sagradas, con el derecho a
legislar y decidir sobre los problemas religiosos en base a sus propias
ideas, como sucede entre la Gente del Libro (judíos y cristianos), los
shi’as como los duodecimanos, rafidíes y batiníes, los sufíes con
innovaciones extremas, porque esto significa transgredir los límites de la
religión y tomar a los sabios como divinidades ante Allah, y Allah dijo
(interpretación del significado):

 “Tomaron a sus
rabinos y a sus monjes por legisladores en lugar de Allah y llegaron a
idolatrarlos, y al Mesías hijo de María los cristianos le adoraron también.
Y sólo se les había ordenado en la Torá y el Evangelio adorar a Allah, la
única divinidad. No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Él.
¡Glorificado sea! ¡Cómo pueden atribuirle copartícipes!” (at-Tawbah 9:31).

 La idea detrás de
obligar a la gente a seguir los dictámenes jurídicos de los eruditos es
permitirles aprender las reglas de la shari’ah, a través de los
especialistas que han estudiado los principios (usul) de la shari’ah y están
cualificados en este campo de conocimiento, no una santidad dada en el
nombre del Señor o en el nombre del “espíritu santo” u otras falsas
nociones.

 Ibn Taimíyah dijo en
Maymu’ al-Fatáwa (20/211):

 “Allah le ha encomendado
a la humanidad obedecerle y obedecer a Sus Mensajeros (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con todos ellos), pero no ha ordenado a la
humanidad obedecer a nadie en particular en todo lo que ha ordenado y
prohibido, aparte del Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él). Aún el siddíq (verídico) de esta comunidad y el mejor de
ellos después del Profeta (es decir, Abu Bákr), dijo: “Obedézcanme
tanto como yo obedezca a Allah, pero si yo desobedezco a Allah, entonces no
están obligados a obedecerme”. Ellos están
unánimemente de acuerdo que no hay nadie que sea infalible en todo lo que
ordena o prohíbe, excepto el Mensajero de Allah (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él). Por eso más de un imam dijo: “Las
palabras de cualquier persona pueden ser adoptadas o abandonadas excepto las
del Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Fin de
la cita.

 Segundo:

 Aquí queda la cuestión
de definir a los eruditos o sus referencias en los que se debe confiar.

 Podemos decir que hay
dos fuentes escolásticas a las cuales debe remitirse tanto a nivel de la
comunidad en general como a nivel individual. Ellas son:

 1 – Las fuentes
contemporáneas, representadas por los concilios de jurisprudencia y comités
de shari’ah que han sido establecidos por los eruditos religiosos
confiables; eruditos independientes
que están cualificados y especializados en las ciencias legales, de quien la
gente debe aprender y beneficiarse de su guía, especialmente con respecto a
sus asuntos diarios y a las novedades, a los problemas contemporáneos, y
también con respecto a los asuntos que necesitan ser reexaminados en su
totalidad a la luz de la evidencia racional y legal,
poniendo atención a los intereses de la gente
y resguardándola de los males, aliviando sus dificultades y evitando la
rudeza, en casos en que seguir sólo una de las escuelas de jurisprudencia
puede traer dificultades, porque uno de los principios básicos de la
shari’ah es facilitar las cosas, y no dificultarlas.

 2 – Las fuentes
clásicas, ya sean las cuatro escuelas de jurisprudencia bien conocidas: la
hánafi, la máliki, la sháfa’i y la hánbali. Estas fuentes merecen más
atención al seguir sus enseñanzas, por las leyes que la gente concuerda en
remitirse y con las cuales juzga y dirime litigios entre ellos mismos; en
las que se basa el programa de estudios elegido por los buscadores de
conocimiento en halaqahs,
escuelas y diversas etapas académicas y que son consultadas por los
especialistas en la shari’ah y el conocimiento jurídico; el legado que debe
estar siempre bien establecido en la mente de los musulmanes, y en su
cultura jurídica; la fuente para musulmán o musulmana que no tenga las
capacidades de los muytahidín de estudiar diversos tópicos y alcanzar una
conclusión sobre ellos; y la disciplina que pone un fin a los conflictos y
disputas en la sociedad y bloquea las puertas al capricho, las aspiraciones
egoístas y a las opiniones extravagantes. Todo esto está representado en los
cuatro mádhhabs, las cuatro escuelas ortodoxas de jurisprudencia islámica, y
estas son las razones por las cuales deben ser seguidas.

 Al-Háfiz ibn Ráyab dijo
en su ensayo intitulado ar-Rádd ‘ala man attába’a gair al-Madháhib
al-Arba’ah (2/624), el cual fue publicado en una colección de ensayos:

 “La sabiduría de Allah
ha determinado que esta religión y sus lineamientos generales deben estar
protegidos por la designación de líderes populares, sobre quienes la
comunidad debe estar unánimemente de acuerdo de su probidad, conocimiento y
capacidad de entendimiento,
y que hayan alcanzado los niveles más altos de conocimiento de las normas y
dictámenes legales entre ahl-ar-Ra’í wal Hadiz (la Gente de la Opinión y
la Gente del Hadiz).
Así, la gente se vuelve dependiente de sus
dictámenes legales, y se remite a ellos para comprender las reglas.
Entonces Allah los guió a disponer de los lineamientos generales que
sirvieran de guía a través de sus escuelas de jurisprudencia (mádhhabs) y
explicar así sus fundamentos y principios, de tal manera que el mádhhab de
cada imam tiene sus propios lineamientos que le sirven de guía, sus
principios y categorías, a la luz de los cuales entienden las normas de lo
halal y lo haram.

 Esto es por misericordia
de Dios hacia Sus servidores, y ésta es una de las
maneras en las que Él preserva su religión.

 Si no fuera por esto, la
gente habría visto cosas extrañas, cuando cada tonto saturado de
autocomplacencia podría haber intentado desviar a la gente para provecho
propio; y entonces habríamos visto a tales tontos reclamando ser grandes
imames, diciendo que eran la guía de la comunidad y los únicos a quienes se
debía consultar y obedecer, con las exclusión de todos los otros.

 Pero por la
misericordia y la gracia de Allah, esta puerta, la cual conducía a una tumba
peligrosa, ha sido bloqueada y estos grandes males han sido mantenidos a
raya.

 A pesar de esto, hay
todavía quienes reclaman haber alcanzado el nivel de la iytihad y hablar
acerca de los tópicos del conocimiento sin seguir a ninguno de los cuatro
imames.

 Las pretensiones de
algunos de ellos pueden ser aceptadas en base a la evidencia que apoya su
punto de vista, y otras son descartadas. Sobre aquellos que no han alcanzado
este nivel, no tienen otra opción que seguir a aquellos imames y apegarse a
lo mismo que el resto de la comunidad se ha apegado”. Fin del la cita.

 También dijo (2/628):

 “Si alguien preguntara:
¿Qué dices acerca del hecho de que el Imam Áhmad y otros imames prohibieron
imitarlos o seguirlos, escribir sus palabras, como el Imam Áhmad dijo: “No
escriban mis palabras o las palabras de tal y tal, aprendan lo que nosotros
hemos aprendido”?
Esto aparece a menudo en sus palabras.

 Nosotros respondemos: No
hay duda de que el Imam Áhmad (que Allah tenga misericordia de él)
nos pidieron que no estudiemos las opiniones de los
fuqahá’ ni gastemos tiempo memorizándolas, sino que nos encomendaron
estudiar el Corán y la Sunnah, buscando
memorizarlos, comprenderlos, consignarlos por escrito y estudiarlos;
escribiendo los reportes de los sahabas y los tabi’ín en vez de las palabras
de aquellos que vinieron después; determinando cuáles reportes fueron
aceptables y cuáles no, lo que puede seguirse y lo que es extravagante y
debe ser rechazado. No hay duda de que esto es a lo
que uno debe poner atención y en lo cual uno debe gastar su tiempo,
antes que en ninguna otra actividad.

 Quien estudie todo eso y
alcance un alto nivel de conocimiento, como el Imam Áhmad encomendó a la
gente hacer, su conocimiento será cercano al de Áhmad. Para esta persona no
hay restricciones, y no estamos hablando acerca de él. Más bien de lo que
estamos hablando es refrenar a aquellos que no han alcanzado este
conocimiento, que entienden sólo un poco, como es el caso de la gente hoy en
día y como ha sucedido por largo tiempo; aún cuando muchos reclaman haber
alcanzado este pináculo, la mayoría de ellos no han progresado más allá del
nivel de los principiantes.

 Aquel que estudie la
historia de la jurisprudencia y la legislación, se dará cuenta que a través
de todas las etapas fue construida con los esfuerzos de muchos eruditos que
se hicieron conocidos entre la gente por su propio conocimiento, y se
esparcieron las noticias de sus virtudes y su piedad ampliamente, y la gente
comenzó a tomar sus dictámenes religiosos de ellos,
en la mayoría de los casos remitiéndose a sus afirmaciones y
fatwas”.

 Ibn al-Qayím dijo en
I’lám al-Muwaqqi’ín (1/17):

 “La religión, la
jurisprudencia y el conocimiento se esparcieron por toda la comunidad,
narrado de los compañeros de Ibn Mas’ud, los de Zaid ibn Zábit, los de ‘Abd
Allah ibn ‘Umar y de los compañeros de ‘Abd Allah ibn ‘Abbás. La mayoría del
conocimiento que esta gente tiene proviene de estos cuatro compañeros. Para
la gente de Medinah, el conocimiento vino de los compañeros de Zaid ibn
Zábit y ‘Abd Allah ibn ‘Umar. Para la gente de Meca, su conocimiento provino
de los compañeros de ‘Abd Allah ibn ‘Abbás. Para la gente de Iraq, el
conocimiento provino de los compañeros de ‘Abd Allah ibn Mas’ud”. Fin de la
cita.

 El erudito y
comentarista Áhmad Pashá Timar (que Allah tenga misericordia de él) dijo en
al-Madháhib al-Fiqhíyah al-Arba’ah (16-17): “Antes de que emergieran estos
mádhhabs, en el tiempo de los sahabas y los tabi’ín, los dictámenes legales
eran tomados de los qurras
entre ellos, quienes fueron los portadores del Libro de Allah y comprendían
sus significados. Cuando su era terminó y la generación de los tabi’ín
llegó, la gente de cada país siguió los dictámenes legales del sahabah que
había estado entre ellos, y no fueron más allá de eso excepto en unos pocos
asuntos que conocieron de otros. Así, la gente de Medinah siguió en su
mayoría los dictámenes legales de ‘Abd Allah ibn ‘Umar; la gente de Kufah
siguió los de Ibn Mas’ud; la gente de Meca siguió las fatwas de ‘Abd Allah
ibn ‘Abbás; y la gente de Egipto siguió las fatwas de ‘Abd Allah ibn ‘Amr
ibn al-‘Aas.

 Después de los tabi’ín
vinieron los fuqahá’ de varias regiones, tales como Abu Hanifah, Málik y
otros, algunos ya mencionados y otros que no mencionamos. Así la gente de
cada región siguió la escuela jurídica del jurista de su área. Hay razones
por las cuales algunas de estas escuelas se esparcieron en otras tierras y
algunas se extinguieron…”. Fin de la cita.

 Esto no significa que
uno deba adherir ciegamente a una escuela jurídica u opinión, ni obligar a
la gente a seguirla al pie de la letra sin ninguna iytihad o esfuerzo por
aplicarla adaptada a las circunstancias. Más bien el punto es que la escuela
de pensamiento jurídico que la gente, los buscadores de conocimiento y
eruditos deben estudiar, debe ser tomada de una de las cuatro escuelas
ortodoxas. Entonces, si queda claro para alguien que está cualificado para
hacer iytihad que una escuela jurídica está equivocada en su interpretación
de un problema específico, debe rechazar su punto de vista y seguir el que
las evidencias le indiquen, o el que piense que es correcto de cualquiera de
los otras tres escuelas.

 Así la gente puede
adherir a la manera que fue seguida por los sálaf
e imames, y pueden liberarse de la ignorancia y de algunas de las
consecuencias negativas de la imitación ciega.

 Dice en Fatáwa ash-Sháij
Muhámmed ibn Ibrahím (2/10, cinta 2):

 “Seguir uno de los
cuatro mádhhabs es correcto, más bien es como el consenso, y no hay reservas
acerca de eso, tal como decir que uno sigue a una de las cuatro, porque
fueron fundadas por imames calificados de acuerdo al consenso.

 La gente tiene dos
extremos y un camino moderado con respecto a eso:

 Alguna gente piensa que
no debemos seguir un mádhhab en particular en absoluto. Esto es incorrecto.

 Otros siguen su mádhhab
al pie de la letra sin poner atención al estudio ni la investigación.

 Otra gente piensa que
seguir una escuela jurídica es correcto y que no hay restricciones para
ello, y que donde fuera que encuentren la evidencia más fuerte en una de las
cuatro escuelas o en otra parte, deben seguirla. En casos en que el punto es
apoyado por un texto o está claro, no se le debe prestar atención a los
mádhhabs, pero si hay un asunto acerca del cual no hay un texto o es
confuso, pero hay algunos puntos de vista sobre él en los mádhhabs, y uno ve
una evidencia más fuerte con un erudito que difiere de estos cuatro
mádhhabs, entonces uno debe seguir a ese erudito”. Fin de la cita.

 Dice en Fatáwa al-Laynah
ad-Dá’imah (5/28):

 ¿Cuáles son las normas
sobre limitarse a los cuatro mádhhabs y seguir sus opiniones en todas las
circunstancias y todos los tiempos?

Respuesta:

 “Quien
sea capaz de deducir normas directamente del Corán y la Sunnah, debe
hacerlo, como lo hicieron quienes nos precedieron.
No hay justificación para él si sigue un punto de
vista cuando en realidad cree que el punto de vista opuesto es el correcto.
Más bien debe seguir lo que crea que es verdad. Es permisible para él seguir
otra escuela en asuntos en los que no se sea capaz de deducir por sí mismo y
necesite una respuesta sobre el tema.

 Es permisible para quien
no es capaz de deducir normas, seguir a quien él sienta que le puede guiar.
Pero si siente que alguna inquietud, debe preguntar hasta que quede
satisfecho.

 Por lo arriba expuesto
queda claro que sus puntos de vista no deben ser seguidos en todas las
situaciones y en todos los tiempos, porque pueden estar errados; más bien la
verdad de lo que digan, a favor de la cual está la evidencia, es lo que debe
seguirse”. Fin de la cita.

 También dice (5/54-55):

 “Todo esto llegó después
del Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y
estuvo entre la mejor gente de su tiempo (que Allah esté satisfecho de todos
ellos). Ellos se esforzaron duro para basar sus normas en el Corán y los
hadices del Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Aquello sobre lo cual los sahabas (que Allah esté satisfecho de todos ellos)
estuvieron unánimemente de acuerdo y lo que explicaron a la gente es la
verdad. Sus puntos de vista han sido transmitidos a nosotros y se han
esparcido entre todos los musulmanes en todas las tierras. Muchos de los
eruditos que vinieron después los siguieron porque confiaron en ellos y se
sintieron satisfechos confiando sus compromisos religiosos a ellos, porque
estuvieron de acuerdo sobre los principios generales que siguieron y
difundieron sus puntos de vista entre la gente. Quienes los siguieron de
entre la gente ordinaria y actuaron acorde a lo que ellos enseñaron, puede
atribuirse a aquellos a quienes siguieron. Sin embargo, los musulmanes en
general tienen que preguntar a aquél en quien confíen de entre los eruditos
de su propia era, y cooperar con ellos para entender el punto de vista
correcto en base a la evidencia”.

 Por lo arriba mencionado
queda claro que ellos son seguidores del Mensajero de Allah (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él), y que el Mensajero de Allah no es un
seguidor de ellos. Más bien lo que él ha traído de Allah, las leyes del
Islam, es la base a la cual todos los imames y los musulmanes se remiten.
Cualquier musulmán o musulmana puede ser llamado hanif porque sigue la
facilidad de la manera hanif que es la de Abrahán, y la manera de Muhámmad,
nuestro Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).

 Ver también las
preguntas No. 5523,
5459,
23280 y
26269.

 Y Allah sabe más.

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Islam Q&A

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