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Una breve mirada sobre la vida y creencias de ‘Abdul Qadír Yilani y Mo’in ud-Dín Kjisti

Pregunta: 143615

¿Podría usted darme un vistazo a las figuras históricas de los shéijs ‘Abd el-Qádir Yilani y Juaya Mo’in ud-Dín Kjisti? Tienen muchos seguidores alrededor del mundo, y quisiera saber cuán cerca están del camino recto del Islam

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

En primer lugar, el
nombre completo de ‘Abd el-Qádir al-Yilani era: Abu Muhámmad ‘Abd el-Qádir
Ibn Abi Sálih ‘Abd Allah Ibn Yangi Dust al-Yili al-Hanbali, y nació en
Yilan, Tabaristán, en el 471 después de la Emigración. Falleció en el 561 d.
E. 

Aprendió con Abu Gálib
al-Baqilláni, Áhmad Ibn al-Muzáffar y Abu al-Qásim Ibn Baián. As-Sam’ani,
Al-Háfiz ‘Abd el-Ghani, y el shéij Muwáffaq ad-Dín Ibn Qudamah narraron
reportes de él. 

El Imam Ad-Dahábi (que
Allah tenga misericordia de él) dijo de él: “El shéij, el imam, el erudito,
el asceta, el adorador devoto, shéij del Islam, el más prominente de los
amigos de Dios”. Fin de la cita de Siyár A’lám an-Nubalá’, 20/439. 

El imam As-Sam’áni (que
Allah tenga misericordia de él) dijo de él: “’Abd el-Qádir era de Yilán, fue
el imam y shéij de los juristas hánbalis de su tiempo. Un erudito, honrado,
comprometido con su religión, caritativo, recordaba abundantemente a Dios,
reflexivo y sensible”. Ver: Siyár A’lám an-Nubalá’, 20/441. 

Ibn Kazír (que Allah
tenga misericordia de él) dijo: “Tenía un porte digno y se mantenía callado,
excepto cuando encomendaba el bien y reprobaba el mal. Tenía muy poco
interés en las cosas de este mundo, era un asceta. Se le atribuyeron muchos
milagros, sus compañeros y seguidores hablaban mucho de él y narraban sus
palabras, acciones y milagros, pero la mayoría de los reportes acerca de sus
milagros están exagerados. Fue un hombre recto y piadoso, y escribió los
libros Al-Ghuniah y Futuh al-Ghaib, en los cuales hay muchas cosas
beneficiosas, aunque también algunos reportes débiles y fabricados. En
resumen, fue un líder entre los shéijs”. Fin de la cita de Al-Bidaia wa
an-Nihaiah, 12/768. 

Algunos estudiantes
decidieron investigar el credo doctrinal y la historia de vida del
al-Yilani, como lo hizo el shéij Sa’íd Ibn Musfir en su libro Shéij ‘Abd
el-Qádir Yilani wa Ará’uhu al-I’tiqadíyah wa as-Sufíyah (El Shéij ‘Abd
el-Qádir Yilani, sus creencias doctrinales y sufíes), que fue su tesis
doctoral en la Universidad de Umm al-Qura, en La Meca. Resumiendo su
investigación, él dijo:

“El shéij ‘Abd el-Qádir
al-Yilani era sálafi en sus creencias, de acuerdo en todos los asuntos con
la metodología de la Gente de la Comunidad y la Tradición Profética, y en
tópicos tales como la fe, la unidad absoluta de Dios, la profecía, y el
Último Día. Él también afirmó que es obligatorio obedecer a las autoridades,
y que no es permisible rebelarse contra ellas. 

En segundo lugar, ‘Abd
el-Qádir al-Yilani fue uno de los principales shéijs sufíes durante los
primeros tiempos del sufismo, cuando las creencias y prácticas del sufismo
eran todavía muy cercanas al Islam y no estaban tan diferenciadas de la
ortodoxia del Islam, pues estaban mayormente basadas en el Sagrado Corán y
la Tradición Profética, con un énfasis especial en la espiritualidad. 

En tercer lugar, él
aprendió el sufismo con shéijs que tenían un escaso conocimiento del Sagrado
Corán y la Tradición Profética, como el shéij Ad-Dabbás, quien era iletrado
y no sabía ni leer ni escribir, y esto derivó en que cometiera algunos
errores y adoptara algunas innovaciones menores en el culto religioso. Sin
embargo, estos errores fueron superados ampliamente por el vasto número de
buenas obras que realizó, que Dios tenga misericordia de él. Nadie es
infalible excepto los profetas cuando transmiten la Revelación de Dios;
todos los seres humanos estamos sometidos al error, y ‘si el volumen del
agua llena dos grandes vasijas, éstas no pueden ser contaminadas por las
impurezas’, como se afirma en los libros de jurisprudencia. 

Cuarto, la mayoría de
los milagros que se le atribuyen al shéij ‘Abd el-Qádir al-Yilani están
exagerados, y muchos relatos no son auténticos en absoluto. De los relatos
que son aceptables, o bien caen bajo la categoría de premoniciones, o bien
de hechos excepcionales que a cualquier creyente le pueden suceder, como
explicamos en el apéndice de esta tesis”. Fin de la cita de Shéij ‘Abd
el-Qádir al-Yilani wa Ará’uhu al-I’tiqad wa as-Sufíyah, p. 660-661.

Consulta también las
respuestas a las preguntas No. 12932 y
45435.

Con respecto a Mu’in
ad-Dín Kjisti: 

Su nombre completo era
Al-Jawaya Mu’in ad-Dín Hasan Ibn al-Jawaya Ghiyaz ad-Dín as-Siyzi, y fue
conocido como ‘Garib Nawaz’ (el ‘auxiliador de los pobres’ o ‘el que le da a
los pobres’). Nació en Sistán, en el noreste de Irán, en el año 536 después
de la Emigración, y falleció en el 627 d. E. 

Es uno de los famosos
‘santos’ del norte de la India, si no el más famoso de ellos, y su tumba es
una de las ermitas más frecuentadas por los sufíes modernos, los adeptos a
los mitos y supersticiones, e incluso por los hindúes. 

Una leyenda dice que
abrazó el sufismo porque cuando estaba regando sus plantas en su jardín, fue
visitado por un sufi, un shéij llamado Ibrahím Kunduz. El joven Mu’in ad-Dín
se le acercó y le ofreció a este shéij algunas frutas, y a cambio el shéij
Ibrahím Kunduz le dio un mechón de su barba y le dijo que se la comiera. La
leyenda dice que el Mu’in ad-Dín lo hizo y fue iluminado, y se encontró a sí
mismo en un extraño mundo. Luego de este incidente se deshizo de su jardín y
de todas sus posesiones y las distribuyó entre los pobres, renunciando a
este mundo y viajando a Bujara en busca de conocimiento. 

Kjisti viajó por muchos
lugares, y se cuenta que decidió ir a la India porque tuvo un sueño en el
que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)
le ordenaba hacer eso. Entonces fue a la India y se quedó en Lahore, luego
de un corto tiempo viajó a Aymer, en la región de Rayastán, donde se asentó
y permaneció hasta que falleció. 

Se lo considera el
fundador de la orden sufi que en la India es conocida como Kjistíyah. La
orden de los Kjistíyas no es muy distinta de otras órdenes sufíes modernas,
que están llenas de innovaciones, supersticiones y prácticas religiosas
inventadas. De hecho los kjistíyas sostienen creencias que constituyen un
acto de incredulidad en el Islam. 

En esta orden tienen
algo que ellos llaman “meditación kjisti” (al-muráqabah al-kjistíyah), que
consiste en pasar media hora a la semana en la tumba, con la cabeza
cubierta, recitando las palabras “Alláhu hádiri, Alláhu náziri” (Dios está
conmigo, Dios está observándome)”. Indudablemente esta es una práctica
inventada, y existe el peligro de que el discípulo durante su meditación se
concentre en el habitante de la tumba en lugar de Dios, creyendo que puede
responderle o resolverle sus problemas, lo cual constituye un acto de
idolatría mayor. 

Los eruditos del Comité
Permanente de Jurisprudencia Islámica de Arabia Saudita fueron consultados:
“Espero que nos hagan el honor de escribir para nosotros unos breves
comentarios sobre los sufíes, cuáles son sus creencias y el punto de vista
de los musulmanes de la Comunidad y la Tradición Profética; cuál debe ser
nuestra actitud hacia ellos y cómo debemos responderles sus creencias”. 

Ellos respondieron:

“La palabra sufismo
proviene del árabe ‘suf’, que significa ‘lana’, porque los sufíes eran
musulmanes ascetas que se hicieron famosos por abandonar la vida mundana y
adoptar un hábito de lana. Otras opiniones sostienen que la palabra sufismo
se ha derivado de la expresión ‘ahl as-suffah’ o las ‘gentes del banco’, que
eran musulmanes pobres que se reunían en un banco que había en la mezquita
del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), o
incluso que la palabra sufismo se ha derivado de ‘safwah’, que significa
pureza. Sin embargo, estas otras opiniones no parecen ser correctas, porque
el adjetivo derivado de ‘suffah’ es ‘suffi’, y el adjetivo derivado de
‘safwah’ es ‘safawi’. 

Prácticamente todas las
órdenes sufíes que vemos hoy en día están llenas de prácticas y creencias
inventadas que incurren en el paganismo y la idolatría, y que por lo tanto
son contrarias al Sagrado Corán y la Tradición Profética. Algunas de estas
prácticas y creencias son buscar la ayuda de los fallecidos o de sus
‘santos’, rezándole con frases como por ejemplo “Madad iá sidi” (Ayúdame, Oh
maestro mío), “Madad iá Sáyyidah Záinab” (Ayúdame, Oh mi señora Záinab), y
otras lamentaciones en las cuales buscan la ayuda de sus ‘santos’. Ellos
creen que sus santos fallecidos pueden ver lo que hay dentro de la mente y
el corazón de la gente, que tienen conocimiento de lo oculto, y que tienen
poderes secretos que les permiten hacer cosas extraordinarias. También
invocan a Dios con nombres con los que Él no se denominó a sí mismo, como
“Hú” (Él). 

Los sufíes tienen libros
de súplicas y oraciones inventados por sus shéijs, y que no fueron narradas
en las fuentes del Islam. Sus discípulos juran fidelidad a su shéij, adoran
a Dios a través de nombres divinos específicos, y los repiten al unísono,
diciendo por ejemplo “Iá Hái” (Oh Viviente), o “Iá Qaiúm” (Oh,
Autosubsistente). Repiten esto cada día y noche, y algunos no recitan otros
nombres de Dios excepto con permiso de su shéij, pues si lo hicieran se
consideraría que están desobedeciéndoles. Recitan estos nombres mientras se
balancean, se inclinan y se levantan, danzan, cantan y baten las palmas, y
otros actos mundanos para los cuales no hay bases en las fuentes islámicas,
ni en el Libro de Dios ni en la Tradición Profética. 

Ningún musulmán
desprevenido debería participar de sus reuniones, para que no acabe creyendo
que estas prácticas forman parte de la religión musulmana, y termine
adoptando prácticas paganas e idólatras. Debemos explicarles su error y
aconsejarles sobre estos asuntos, de acuerdo con las enseñanzas del Sagrado
Corán y la Tradición Profética, con la esperanza de que Dios les guíe para
que vean sus errores y regresen al camino recto. 

Quien quiera conocer más
detalles acerca de los sufíes puede consultar las obras Hádihi Hia
as-Sufíyah, del shéij ‘Abd er-Rahmán al-Wakil, y Madárich as-Saalikín, de
Ibn al-Qayím al-Yawzíyah. 

Shéij ‘Abd el-‘Azíz ibn
Baaz, shéij ‘Abd el-‘Azíz Aal ash-Shéij, shéij Sálih al-Fawzán, shéij Bákr
Abu Zaíd”. Fin de la cita de Fatáwa al-Láynah ad-Dá’imah, vol. 2, 88-90. 

Consulta también la
respuesta a la pregunta No. 20375

Y Allah sabe más.

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