¿Cuándo es válida la ambigüedad deliberada? Si lo es en casos de necesidad, entonces ¿cuál es la definición de un caso de necesidad?
¿Cuándo es permisible la ambigüedad deliberada? Si lo es en casos de necesidad, ¿cómo podemos definir cuándo es un caso de necesidad?
pregunta: 27261
Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.
Alabado sea Allah
La palabra árabe tawríyah (traducida aquí como ambigüedad deliberada), significa ocultar algo.
Allah dijo (traducción del significado):
“Allah envió un cuervo para que escarbase la tierra y le mostrase cómo ocultar el cadáver de su hermano. Dijo: ¡Ay de mí! ¿Es que no soy capaz de hacer como este cuervo y ocultar el cadáver de mi hermano? Y luego de enterrarlo se contó entre los arrepentidos” (al-Má’idah 5:31).
“¡Oh, hijos de Adán! Os hemos provistos con vestimentas para que os cubráis y os engalanéis con ellas. Y sabed que es mejor engalanar vuestros corazones con la piedad. Esto en un signo de Allah para que recapaciten” (al-A’ráf 7:26).
Con respecto al significado en la terminología de la ley islámica, se refiere a alguien que dice algo con un significado aparente para el oyente, pero que tiene otro diferente de lo que puede entenderse por esas palabras para quien lo dice. Por ejemplo, decir “No tengo un dirham en mi bolsillo”, y esto se entiende como que no tiene dinero en absoluto, cuando en realidad no tiene esa moneda pero tiene dinares, por ejemplo. Esto se llama ambigüedad o disimular.
La ambigüedad deliberada es considerada como una solución legítima para evitar situaciones difíciles que una persona puede encontrar cuando alguien le exige algo, y no quiere decir la verdad por un lado, pero tampoco quiere mentir por el otro.
La ambigüedad deliberada es permisible si es necesario o si sirve a algún propósito o interés lícito, pero no es apropiado abusar de ello ni tomarlo como hábito, ni usarlo para obtener algo ilícito, ni para privar a alguien de sus derechos.
An-Nawawi dijo:
“Los eruditos han dicho: “Si es necesario y sirve para algún propósito lícito más valioso que el interés de distraer a una persona con la que se está hablando, o si es necesario por una buena razón que no puede ser lograda sin mentir, no hay nada de malo en usar la ambigüedad deliberada como una alternativa aceptable. Pero si no hay ningún interés positivo ni ninguna necesidad apremiante, entonces es reprobable (makruh), aunque no está prohibido. Si esto es un medio de obtener algo ilícito o de privar a alguien de sus derechos, entonces sí está prohibido. Estos son los lineamientos generales sobre este asunto”.
Al-Adkar, p. 380.
Algunos eruditos sostuvieron el punto de vista de que es haram recurrir deliberadamente a la ambigüedad si no hay razón ni necesidad para ello. Este fue el punto de vista del Shéij al-Islam Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él). Ver al-Ijtiyaarát, p. 563.
Hay situaciones en las cuales el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó que podemos recurrir a la ambigüedad deliberada, por ejemplo:
Si alguien pierde la ablución menor mientras está rezando en congregación (por flatulencias o incontinencia urinaria), ¿qué debe hacer en esta situación embarazosa?
La respuesta es que debe colocar su mano sobre su nariz e irse.
La evidencia para esto es el reporte de ‘Aa’ishah (que Allah esté complacido con ella) quien dijo: “El Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Si uno de ustedes pierde su ablución menor mientras está rezando, que sostenga su nariz con su mano y se vaya”. Sunan Abi Dawud, 1114. Ver también Sahih Sunan Abi Dawud, 985.
At-Tíbi dijo: “La orden de sostener su nariz con la mano es una forma de dar la impresión que se abandonó la oración porque le sangró la nariz. Esto no es mentir, sino que más bien es una clase de ambigüedad. Esta concesión se ha otorgado para que Satanás no nos engañe con la opción de quedarnos a causa del temor de ser avergonzado frente a la gente”.
Mirqáh al-Mafátih Shárh Mishkat al-Masábih, 3/18.
Esto es una forma de disimular o de ambigüedad que está permitida, para evitar ser avergonzado y para que quien lo vea que abandona la oración piense que le está sangrando la nariz.
De la misma forma, si un musulmán enfrenta una situación difícil donde necesita él está en contra de la verdad para protegerse a sí mismo o a alguien inocente, para salvarse de un grave problema, ¿hay una forma de escapar de la situación sin mentir ni caer en un pecado?
Sí, hay una forma lícita y permisible de la que uno puede hacer uso si es necesario. Es el discurso equívoco o indirecto. El Imam al-Bujari (que Allah tenga misericordia de él) tituló un capítulo de su libro Sahih: “Las indirectas en el discurso son una forma segura de evitar decir una mentira”. (Sahih al-Bujari, Kitab al-Adab (Libro del Buen Comportamiento), capítulo 116.
El discurso equívoco significa decir algo cercano al significado que el oyente entenderá, pero que también tiene un significado remoto que es en realidad el verdadero, y que es lingüísticamente correcto. La condición para esto es que lo que sea que se diga no presente una verdad como la falsedad ni viceversa. Los siguientes son ejemplos de tales afirmaciones usadas por los rectos sucesores (sálaf) y los primeros imames, y recolectadas por el Imam Ibn al-Qayím en su libro Igházat al-Lahfán:
Se reportó de Hammád (que Allah tenga misericordia de él), que si venía alguien con quien él no quería sentarse, decía como si le doliera: “¡Mis dientes, mis dientes!”. Entonces la persona con la que él no quería estar lo dejaba solo.
El Imam Sufián az-Zawri fue llevado ante el califa al-Mahdi, a quien le agradaba, tanto que cuando quiso irse, el califa le dijo que debía quedarse. Az-Zawri prometió que volvería. Entonces salió, dejando sus zapatos en la puerta. Después de algún tiempo volvió, tomó sus zapatos y se fue nuevamente. El califa preguntó por él, y se le dijo que había prometido volver, y que volvió, tomó sus zapatos, y se fue nuevamente.
El Imam Áhmad estaba en su casa, y algunos de sus estudiantes, incluyendo a al-Mirwadhi, estaban con él. Alguien vino, preguntando por al-Mirwadhi desde afuera de la casa, pero el Imam Áhmad no quería que saliera, entonces le dijo: “Al-Mirwadhi no está aquí, ¿qué estaría haciendo aquí?” mientras ponía su dedo índice en su otra mano, y la persona que estaba afuera no podía ver lo que él estaba haciendo.
Otros ejemplos de discurso equívoco o indirectas en el discurso incluyen lo siguiente:
Si alguien pregunta si has visto a tal y tal, y temes que si le respondes a esa persona puede resultar en algo malo, puede responderse (en árabe) “ma ra áituh”, afirmando que “no le has cortado un pulmón”, porque este es uno de sus significados correctos en árabe, aunque “ma ra áituh” usualmente quiere decir “no lo he visto”, pero también significa “no le he cortado su pulmón”; o puedes negar haberlo visto, remitiéndote mentalmente a un momento específico y lugar en el que efectivamente no lo has visto. Si alguien te pide jurar que nunca hablaste con tal y tal, puedes responder “wa Alláhi, lan ukál-lumahu”, significado que no lo lastimaste, porque la palabra “kalam” significa palabra (hablar) pero también “herir” en árabe. De la misma forma, si una persona es forzada a pronunciar palabras de incredulidad y se le pide que niegue a Dios, es permisible que diga “kafartu billáh”, queriendo decir “yo denuncié al playboy”, aunque suena como si alguien dijera “no creí en Dios”.
Igházat al-Lahfán, por Ibn al-Qayím, 1/381 ff., 2/106-107. Ver también la sección sobre el discurso equívoco (ma’aríd) en al-Adab ash-Shar’íyah, por Ibn Muflih, 1/14.
Como sea, uno debe ser cauteloso, porque el uso de tales afirmaciones sólo está restringido a situaciones difíciles, o de otra manera, el abuso de este recurso conducirá a la mentira.
Uno puede perder buenos amigos, porque ellos pueden siempre estar dudando qué es lo que uno quiso decir.
Si la persona a la que se le hacen estas afirmaciones se da cuenta que la realidad era diferente de lo que se le ha dicho, y no estaba consciente de que la persona estaba deliberadamente diciéndole algo ambiguo, puede considerar a la persona un mentiroso. Esto va contra el principio de proteger nuestro honor y de no crearles a los demás dudas acerca de nuestra integridad.
La persona que usa tales técnicas frecuentemente puede tornarse orgullosa de su habilidad de tomar ventaja de los demás”.
Fin de la cita de Madha taf’al fi al-haalát al-aatíyah (¿Qué hacer en las siguientes situaciones?)
Y Allah sabe más.
Origen:
Islam Q&A