Tengo mal genio, si me enojo o molesto, me alejo de la situación. Si estoy de pie, me siento. Si estoy sentado, me acuesto, y he recitado el “darud” y “la hawla wa la kuwatta“, pero sin resultado.
¿Cómo controla uno su temperamento?
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pregunta: 658
Tengo mal genio, si me enojo o molesto, me alejo de la situación. Si estoy de pie, me siento. Si estoy sentado, me acuesto, y he recitado el “darud” y “la hawla wa la kuwatta“, pero sin resultado.
¿Cómo controla uno su temperamento?
Resumen de la respuesta
Así es como se controla la ira en el Islam: buscar refugio en Al-lah, guardar silencio, no moverse, saber que resistir la ira es uno de los signos de la rectitud, escuchar los recordatorios, conocer los malos efectos de la ira y hacer du’a.
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La ira es uno de los susurros malignos de Shaitán, que conduce a muchos males y tragedias, de los cuales sólo Al-lah conoce toda su extensión. Por esta razón, el Islam tiene mucho que decir sobre esta mala característica, y el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) describió curas para esta “enfermedad” y formas de limitar sus efectos, entre las que se encuentran las siguientes:
Sulaiman Ibn Sard dijo: “Estaba sentado con el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), y dos hombres se estaban calumniando mutuamente. Uno de ellos tenía la cara roja y las venas de su cuello sobresalían. El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Conozco unas palabras que, si las dijera, lo que siente desaparecería. Si dijera: ‘Busco refugio en Al-lah del Shaitán”, lo que siente (es decir, su ira) desaparecería'” (Bujari, Al Fath, 6/337).
El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Si un hombre se enoja y dice: ‘Busco refugio en Al-lah’, su enojo desaparecerá” (Sahih Al Yami’ As-Saghir, 695).
El Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Si alguno de vosotros se enfada, que guarde silencio” (Ahmad, Al Musnad, 1/329; ver también Sahih Al Yami’, 693, 4027).
Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, la persona enfadada pierde el autocontrol y podría pronunciar palabras de kufr/incredulidad (de las que buscamos refugio en Al-lah), o maldiciones, o la frase para el divorcio (talaq) que destruiría su hogar, o palabras de calumnia que le acarrearían la enemistad y el odio de los demás. En resumen, guardar silencio es la solución que ayuda a evitar todo eso.
El Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Si alguno de ustedes se enfada y está de pie, que se siente, así se le pasará el enfado; si no se le pasa, que se acueste”.
El narrador de este hadiz es Abu Dharr (que Al-lah esté complacido con él), y hay una historia relacionada con su narración: estaba llevando a sus camellos a beber a un abrevadero de su propiedad, cuando llegaron otras personas y se dijeron (entre sí): “¿Quién puede competir con Abu Dharr (llevando a beber a los animales) y ponerle los pelos de punta?”. Un hombre dijo: “Yo puedo”, así que trajo sus animales y compitió con Abu Dharr, con el resultado de que el abrevadero se rompió [es decir, Abu Dharr esperaba que le ayudaran a abrevar a sus camellos, pero en lugar de eso el hombre se portó mal y provocó la rotura del abrevadero]. Abu Dharr estaba de pie, así que se sentó y luego se recostó. Alguien le preguntó: “Oh, Abu Dharr, ¿por qué te sentaste y luego te acostaste?”. Él respondió: “El Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: …”, y citó el hadiz (el hadiz y esta historia pueden encontrarse en Musnad Ahmad, 5/152; véase también Sahih Al Yami’, 694).
Según otro informe, Abu Dharr estaba abrevando a sus animales en el abrevadero, cuando otro hombre lo hizo enfadar, así que se sentó (Faid Al Qadir, Al Manawi, 1/408).
Entre los beneficios de este consejo dado por el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) está el hecho de que evita que la persona enfadada se descontrole, porque podría golpear y herir a alguien, o incluso matar —como descubriremos en breve—, o podría destruir cosas, etcétera. Sentarse disminuye las probabilidades de exaltación. Estar acostado hace aún menos probable que la persona haga algo irracional o dañino.
Al ‘Al-lamah Al Jattabi (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo en su comentario sobre Sunnan Abi Dawud: “El que está de pie está en posición de golpear y destruir, mientras que el que está sentado es menos probable que lo haga, y el que está acostado no puede hacer ninguna de las dos cosas. Es posible que el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) le dijera a la persona enfadada que se sentara o se acostara para que no hiciera algo de lo que luego se arrepintiera. Y Al-lah sabe más” (Sunan Abi Dawud, con Ma’alim As-Sunan, 5/141).
Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, relató que un hombre le dijo al Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él): “Aconséjame”. Él le respondió: “No te enfades”. El hombre repitió su petición varias veces, y cada vez el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) le decía: “No te enfades” (Al Bujari, Fath Al Bari, 10/456).
Según otro informe, el hombre dijo: “Pensé en lo que dijo el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), y me di cuenta de que la ira combina todo tipo de males” (Musnad Ahmad, 5/373).
Este es un hadiz auténtico. (Véase Sahih Al Yami’, 7374. Ibn Hayar lo atribuyó a Tabarani, véase Al Fath, 4/465).
Recordar lo que Al-lah ha prometido a los justos (muttaqin) que se mantienen alejados de las causas de la ira y luchan en su interior para controlarla, es una de las formas más eficaces de extinguir las llamas de la ira. Uno de los hadices que describen la gran recompensa por hacer esto es: “A quien controle su ira en el momento en que tenga los medios para actuar impulsado por ella, Al-lah llenará su corazón de satisfacción el Día de la Resurrección” (At-Tabarani, 12/453, ver también Sahih Al Yami’, 6518).
Otra gran recompensa se describe en las palabras del Profeta: “A quien controle su ira en el momento en que tenga los medios para actuar impulsado por ella, Al-lah lo llamará ante toda la humanidad el Día de la Resurrección, y le permitirá elegir de las Hur Al ‘Ain a quien quiera” (Abu Dawud, 4777, y otros. Está clasificado como hasan [autentico] en Sahih Al Yami’, 6518).
El Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “El hombre fuerte no es el que puede dominar a los demás (en la lucha); más bien, el hombre fuerte es el que se controla cuando se enfada” (Ahmad, 2/236).
Cuanto mayor es la ira, mayor es el estatus del que se controla. El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “El hombre más fuerte es aquel que, cuando se enfada, se le enrojece la cara y se le erizan los pelos, es capaz de vencer su ira” (Ahmad, 5/367, y clasificado como hasan en Sahih Al Yami’, 3859).
Anas relató que el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) pasó junto a unas personas que estaban luchando. Preguntó: “¿Qué es esto?”. Ellos respondieron: “Fulano es el más fuerte, puede vencer a cualquiera”. El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “¿Quieren que les diga quién es aún más fuerte que él? El hombre que, cuando es maltratado por otro, controla su ira, ha vencido a su propio shaitán y al shaitán de quien le hizo enfadar” (Al Bazzar, e Ibn Hayar dijo que su isnad es sahih. Al Fath, 10/519).
El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) es nuestro líder y ha dado el ejemplo más elevado en este asunto, como consta en varios hadices. Uno de los más famosos fue relatado por Anas, que Al-lah esté complacido con él, quien dijo: “Iba caminando con el Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), y llevaba un manto najraní con un cuello áspero. Un beduino se acercó y lo agarró bruscamente por el borde de su capa, y vi las marcas que el cuello le había dejado. Entonces el beduino le ordenó que le diera algo de la riqueza de Al-lah que tenía. El Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) se volvió hacia él y sonrió, luego ordenó que le dieran algo” (Fath Al Bari, 10/375).
Otra forma en la que podemos seguir el ejemplo del Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) es haciendo que nuestra ira sea por Al-lah, cuando se violan Sus derechos. Este es el tipo de ira que es loable. Así, el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) se enfadó cuando le hablaron del Imam que estaba haciendo que la gente se retrasara en la oración haciéndola demasiado larga; cuando vio una cortina con dibujos de seres animados en la casa de ‘Aishah; cuando Usamah le habló de la mujer majzumi que había sido condenada por robo, y él dijo: “¿Pretendes intervenir en uno de los castigos prescritos por Al-lah?”; cuando le hacían preguntas que no le gustaban, etcétera. Su ira era puramente por la causa de Al-lah.
Los justos (al muttaqun) son aquellos alabados por Al-lah en el Corán y por Su Mensajero (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). Se les ha preparado un Paraíso tan amplio como el cielo y la tierra. Una de sus características es {[que son] aquellos que hacen caridad, tanto en momentos de holgura como de estrechez, controlan su enojo y perdonan a las personas, y Al-lah ama a los que hacen el bien} [Corán 3:134].
Son aquellos cuyo buen carácter y bellos atributos y acciones Al-lah ha mencionado, y a quienes la gente admira y quiere imitar. Una de sus características es que {… cuando se enojan saben perdonar} [Corán 42:37].
La ira forma parte de la naturaleza humana, y las personas puede experimentar diferentes niveles de ira. Puede ser difícil para un hombre no enfadarse, pero las personas sinceras recordarán a Al-lah en momentos de ira y no se excederán. He aquí algunos ejemplos:
Ibn ‘Abbas (que Al-lah esté complacido con él) relató que un hombre pidió permiso para hablar con ‘Umar Ibn Al Jattab (que Al-lah esté complacido con él), entonces le dijo: “Oh, hijo de Al Jattab, no nos estás dando mucho y no estás juzgando con justicia entre nosotros”. ‘Umar (que Al-lah esté complacido con él) estaba tan enfadado que estaba a punto de atacar al hombre, pero Al Hurr Ibn Qais, que era uno de los presentes, dijo: “Oh, Emir Al Mu’minin, Al-lah dijo a Su Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él): {Ante todo, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes se comportan contigo en forma ignorante}. Por Al-lah, ‘Umar no pudo ir más lejos después de que Al Hurr le recitara esta aleya, pues era un hombre que se esforzaba por adherirse al Libro de Al-lah (Al Bujari, Al Fath, 4/304).
Así es como debe ser el musulmán. El malvado hipócrita no era así cuando le contaron el hadiz del Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) y uno de los Compañeros le dijo: “Busca refugio en Al-lah del Shaitán”. Le dijo al que se lo recordó: “¿Crees que estoy loco? ¡Vete!” (Al Bujari, Al Fath, 1/465). Nos refugiamos en Al-lah de la perdición.
Los efectos negativos de la ira son muchos; en resumen, causan daño a uno mismo y a los demás. La persona enfadada puede proferir palabras calumniosas y obscenas, puede agredir a otros (físicamente) de forma descontrolada, incluso hasta el punto de matar. La siguiente historia contiene una valiosa lección:
‘Alqamah Ibn Wail relató que su padre (que Al-lah esté complacido con él) le dijo: “Yo estaba sentado con el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) cuando un hombre se le acercó llevando a otro hombre de una cuerda. Le dijo: ‘Oh Mensajero de Al-lah, este hombre ha matado a mi hermano’. El Mensajero de Al-lah (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) le preguntó: ‘¿Lo has matado?’. Él respondió: ‘Sí, lo he matado’. Le preguntó: ‘¿Cómo lo mataste?’. Él respondió: ‘Él y yo estábamos golpeando un árbol para hacer caer las hojas, para alimento de los animales, y él me calumnió, así que lo golpeé en un lado de la cabeza con un hacha, y lo maté'” (Muslim, 1307, según el orden de ‘Abdul Baqi).
La ira puede llevar a algo menos que matar, como herir y romper huesos. Si el causante de la ira huye, la persona enfadada vuelve su ira contra sí misma, por lo que puede rasgarse la ropa, o golpearse las mejillas, tener un ataque o caer inconsciente, o puede romper platos, fuentes o muebles.
En el peor de los casos, la ira provoca desastres sociales y la ruptura de los lazos familiares, es decir, el divorcio. Pregunte a muchos de los que se divorciaron de sus esposas, y le dirán: “Fue en un momento de ira”. Este divorcio resulta en miseria para los hijos, arrepentimiento y frustración, una vida dura y difícil, todo como resultado de la ira. Si hubieran recordado a Al-lah, entrado en razón, refrenado su ira y buscado refugio en Al-lah, nada de eso habría sucedido. Ir en contra de la Shari’ah (ley islámica) solo produce pérdidas.
Los daños a la salud que resultan de la ira han sido descritos por los médicos, como la trombosis, hipertensión, taquicardia (latidos del corazón anormalmente rápidos) e hiperventilación (respiración rápida y superficial), que pueden conducir a infartos mortales, diabetes, etc. Pedimos a Al-lah buena salud.
Si la persona enfadada pudiera verse en el espejo cuando está enfadada, se odiaría a sí misma y a su aspecto. Si pudiera ver cómo cambia, cómo tiemblan su cuerpo y sus miembros, cómo brillan sus ojos y lo descontrolado y loco que es su comportamiento, se despreciaría a sí mismo y le repugnaría su propio aspecto. Es bien sabido que la fealdad interior es aún peor que la fealdad exterior; ¡qué feliz debe sentirse Shaitán cuando una persona se encuentra en este estado! Buscamos refugio en Al-lah del Shaitán y del fracaso.
La du’a es siempre el arma del creyente, por medio de la cual le pide a Al-lah que lo proteja del mal, de los problemas y del mal comportamiento, y busca refugio en Él para no caer en el pozo del kufr (incredulidad) o de las malas acciones a causa de la ira. Una de las tres cosas que pueden ayudar a salvarlo es: ser justo en los momentos de satisfacción y de ira (Sahih Al Yami’, 3039). Una de las du’as del Profeta (paz y bendiciones de Al-lah sean con él) era: “Oh, Al-lah, por Tu conocimiento de lo oculto y Tu poder sobre Tu creación, mantenme vivo mientras sepas que la vida es buena para mí, y hazme morir cuando sepas que la muerte es buena para mí. Oh, Al-lah, Te pido que me hagas temerte en secreto y en público, y Te pido que me hagas decir la verdad en los momentos de satisfacción y de ira. Te pido que no me permitas ser extravagante ni en la pobreza ni en la prosperidad. Te pido bendiciones continuas y una satisfacción que no termine. Te pido que me permitas aceptar Tu decreto, y una buena vida después de la muerte. Te pido por la alegría de ver Tu rostro y por el anhelo de encontrarte, sin pasar por enfermedades y fitnah (pruebas) desorientadoras. Oh, Al-lah, adórnanos con el adorno de la fe y haz que seamos de los guiados. Alabado sea Al-lah, Señor de los mundos”.
Para más información sobre temas relacionados con la ira, consulte estas respuestas: 42505 y 82400.
Y Al-lah sabe más.
Origen:
Sheij Muhammad Salih Al-Munajjid
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