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¿Debe uno enviarle las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cuando se repite el adhán?

Pregunta: 100859

El mu’áddzin llama para la oración. Cuando dice: “ash hádu ánna Muhámmad rasul Allah”, repito lo que dijo y le deseo la paz y las bendiciones al Profeta, la paz sea con él. Algunos hermanos me han dicho que lo que he agregado es una innovación (bid’ah), ¿esto es así? ¿Cuál es la evidencia?

Hago esto porque oí un reporte que dice “Qué mezquino es quien no me desea las bendiciones cuando soy mencionado enfrente suyo”. ¿Cuáles son las normas, shéij? Por favor déme una respuesta, ¿Es lo que yo hago una innovación?

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Alabado sea Allah.

 Lo que se requiere en el
caso de las recitaciones para recordar a Dios y las súplicas que están
prescriptas para una situación específica, es apegarse a lo que ha sido
narrado en el Corán y la Tradición Profética, sin agregar ni omitir nada.

 Al-Háfid Ibn Háyar (que
Allah tenga misericordia de él) dijo en Fáth al-Bári (11/112):

 “La redacción de las
oraciones y súplicas para rememorar a Dios es tawqífi (es decir, actos de
culto que deben ser realizados tal cual como están prescriptos por los
textos auténticos, sin espacio para la opinión legal), y tienen
características que no pueden estar sujetas a analogía. Por lo tanto uno
debe apegarse a la redacción con la que han sido narradas”. Fin de la cita.

 La evidencia para este
principio es el hecho de que el Profeta (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él) enseñó a al-Bará’ ibn ‘Aazib (que Allah esté complacido
con él) a apegarse a la redacción sin cambiar nada. Eso fue cuando le enseñó
la súplica para decir cuando uno se va a dormir. Le dijo:

 “Cuando vayas a dormir,
haz la ablución, entonces recuéstate sobre tu lado derecho y di:

 “Allahúmma aslamtu wayhi
ilaika wa fawwádtu amri ialika wa alya’tu zahri ilaika rághbatan wa ráhbatan
ilaika, la malya’a wa la manya minka ílla ilaika. Allahúmma aamántu bi
kitábika al ladí anzalta wa nabíyika al ladí arsalta (Dios nuestro, someto
mi rostro a Ti, Te encomiendo mis asuntos, confío plenamente en Ti con
esperanza y temor en Ti. Verdaderamente no hay refugio ni asilo seguro de Ti
excepto en Ti. Dios nuestro, creo en el Libro que Tu has revelado, y en Tu
Profeta, a quien Tu has enviado).

 Luego, si mueres durante
la noche, habrás fallecido en la fítrah (estado natural del ser humano). Haz
que estas sean tus últimas palabras”.

 Él dijo: “Repetí lo que
el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo, y
cuando llegué a las palabras “Allahúmma aamántu bi kitábika al ladí anzalta
(Dios nuestro, creo en el Libro que Tu has revelado), dije “wa rasúlika” (y
Tu enviado). Él dijo: “No. “wa nabíyika al ladí arsalta (y Tu Profeta, a
quien Tu enviaste)”.

 Narrado por al-Bujari,
224; Muslim, 2710.

 La práctica de los
rectos sucesores con respecto a los asuntos de la Tradición Profética y las
innovaciones fue siempre no escatimar en precauciones y aferrarse a la
Tradición Profética narrada, por temor a caer en una innovación.

 Ibn Mas’ud  (que Allah
esté complacido con él) dijo:

 “La moderación en seguir
la Tradición Profética es mejor que esforzarse en seguir las innovaciones”.
Fin de la cita. Narrado por at-Tabaráni en al-Mu’yám al-Kabír (10/208).

 Por eso algunos de los
compañeros del Profeta denunciaron a quien agregaba algo a lo prescripto. Se
narró de Náfi’ que un hombre estornudó al lado de Ibn ‘Umar (que Allah esté
complacido con él), y dijo: “Al hámdu lilláh wa salam ‘ala rasuli Allah”
(Alabado sea Dios y que la paz sea con el Mensajero de Dios).

 Ibn ‘Umar (que Allah
esté complacido con él) dijo: “Y yo digo: “Al hámdu lilláh wa salam ‘ala
rasuli Allah” (Alabado sea Dios y que la paz sea con el Mensajero de Dios),
pero esto no es lo que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él) nos enseñó. Nos enseñó a decir: “Al hámdu lilláh ‘ala
kúlli hal” (Alabado sea Dios de todas formas)”.

 Narrado por at-Tirmidhi
(2738) y clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih at-Tirmidhi.

 El Profeta (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) solía enseñarles recitaciones con
determinada redacción, y se afanaba porque las memorizaran tal como Dios se
las había revelado a él, así como enseñó los capítulos del Corán, para que
pudieran alcanzar sus bendiciones y virtudes ante Dios.

 Ibn Mas’ud (que Allah
esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él) me enseñó el tasháhhud (una oración),
sosteniendo mi mano entre las suyas, tal como me enseñó los capítulos del
Corán”. Narrado por al-Bujari (6265).

 Esto también incluye lo
que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nos
enseñó sobre responder al mu’áddzin cuando hace el llamado a la oración.
Varios reportes se han narrado sobre esto, todos los cuales indican que es
obligatorio limitarse a repetir las palabras del mu’áddzin: “Ash hádu an la
iláha ílla Allah wa ash hádu ánna Muhámmadan rasul Allah (Atestiguo que no
hay más divinidad que Dios, y que Muhámmed es Su enviado), sin agregar ni
omitir nada.

 Se narró de Abu Sa’íd
al-Judri (que Allah esté complacido con él) que el Mensajero de Dios (que la
paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Cuando oigan el llamado a
la oración, digan lo que el mu’áddzin dice”.

 Narrado por al-Bujari
(611) y Muslim (383).

 Se narró de ‘Umar ibn
al-Jattáb (que Allah esté complacido con él) que el Mensajero de Dios (que
la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Si el mu’áddzin dice
“Alláhu ákbar Alláhu ákbar” (Dios es el más grande, Dios es el más grande);
y uno de ustedes dice “Alláhu ákbar Alláhu ákbar” (Dios es el más grande,
Dios es el más grande); luego él dice:  “Ash hádu an la iláha ílla Allah”
(Atestiguo que no hay más divinidad que Dios), y ustedes dicen “Ash hádu an
la iláha ílla Allah” (Atestiguo que no hay más divinidad que Dios); luego él
dice “Ash hádu ánna Muhámmadan rasul Allah” (Atestiguo que Muhámmed es el
Enviado de Dios) y ustedes dicen “Ash hádu ánna Muhámmadan rasul Allah”
(Atestiguo que Muhámmed es el Enviado de Dios); luego él dice “Háia ‘ala
as-salah” (vengan a la oración), y ustedes dicen: “La háwla wa la qúwata
ílla billáh” (no hay poder ni fuerza sino en Dios); luego él dice “Háia ‘ala
al-faláh” (vengan a la prosperidad), y ustedes dicen “La háwla wa la qúwata
ílla billáh” (no hay poder ni fuerza sino en Dios); luego él dice “Lá iláha
ílla Alláh” (no hay más divinidad que Dios), y ustedes dicen “Lá iláha ílla
Allah” (no hay más divinidad que Dios), desde el corazón, entrará al
Paraíso”.

 Narrado por Muslim, 385.

 Piensa acerca de esto:
¿Cómo el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) explicó
en detalle cuando nos enseñó cómo responder al mu’áddzin, que te muestra
cuán necesario aferrarse a lo que nos enseñó, sin agregar ni omitir nada? O
de otra forma, ¿cuál es el punto de toda esta explicación y enseñanza?

 Sus compañeros
comprendieron bien el propósito del Profeta (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él), y por eso ellos se apegaban a lo que les enseñó, y no
sugirieron ni agregaron ninguna frase extra.

 Al-Baiháqi narró en
as-Sunan al-Kubra (1/409) con una cadena de transmisión auténtica, de ‘Isa
ibn Talhah, que él dijo: “Fuimos a visitar a Mo’áwiyah, y el mu’áddzin hizo
el llamado a la oración. Él dijo: “Alláhu ákbar Alláhu ákbar”, y Mo’áwiyah
dijo “Alláhu ákbar Alláhu ákbar”. Él dijo: “Ash hádu an la iláha ílla Allah”
y Mo’áwiyah dijo: “Wa ana ash hádu an la iláha ílla Allah” (Y yo atestiguo
que no hay más divinidad que Dios); luego él dijo “Ash hádu ánna Muhámmadan
rasul Allah” (Atestiguo que Muhámmed es el Enviado de Dios) y Mo’áwiyah
dijo: “Wa ana ash hádu ánna Muhámmadan rasul Allah” (Y yo atestiguo que
Muhámmed es el Enviado de Dios). Iahia dijo que cuando el mu’áddzin dijo:
“Háia ‘ala as-salah”, Mo’áwiyah dijo: “La háwla wa la qúwata ílla billáh”
(no hay poder ni fuerza sino en Dios). Luego dijo: “Esto es lo que oímos al
Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) decir”.

 Así, queda claro que no
debes agregar las bendiciones (salawat) al Profeta (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él) cuando repites lo que dice el mu’áddzin,
porque el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no
enseñó eso, ni tampoco lo hicieron sus compañeros, y no se sabe de ninguno
de ellos que hayan agregado algo cuando repetían lo que decía el mu’áddzin
en el llamado a la oración.

 Cada musulmán cree que
enviar la paz y las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él) es uno de los más nobles actos de culto y obediencia,
pero las recitaciones tienen situaciones para las cuales están prescriptas,
y no debemos transgredir estos límites ni agregarles algo. Ibn al-Qayím (que
Allah tenga misericordia de él) afirmó en Yalá’ al-Afhám (327-445), todas
las situaciones en las cuales está prescripto enviarle las bendiciones al
Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), incluyendo: el
tasháhhud, al final de qunut, durante la oración funeraria, y durante el
sermón de los viernes al decir la súplica. Hacerlo durante el adhán no está
prescripto, sino hasta después de que el mu’áddzin termine, entonces uno
deben enviarle las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él).

 Ibn al-Qayím (que Allah
tenga misericordia de él) dijo en Yalá’ al-Afhám (1/424):

 “Enviarle las
bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él),
aunque es uno de los más amados actos de culto ante Dios, cada recitación
tiene su propio lugar y momento, cuando no puede ser reemplazada por ningún
otra. Dijeron: “Por eso no está prescripto enviarle las bendiciones cuando
nos inclinamos o postramos, o nos ponemos de pie después de la inclinación”.
Fin de la cita.

 Sí, hay reportes que
animan encarecidamente bendecir al Profeta (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él), por ejemplo:

 Se narró de Husain ibn
‘Ali ibn Abi Tálib, que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones
de Allah sean con él) dijo: “El mezquino es aquél en cuya presencia yo soy
mencionado, y no me desea las bendiciones”. Narrado por at-Tirmidhi (3546) y
clasificado como auténtico por al-Albani en Irwá’ al-Ghalíl, 1/35.

 Se narró de Abu Hurairah
(que Allah esté complacido con él) que el Mensajero de Dios (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Que su nariz sea restregada en
el polvo, a quien en cuya presencia yo soy mencionado y no me desea las
bendiciones”. Narrado por at-Tirmidhi y clasificado como auténtico por
al-Albani en Sahih at-Tirmidhi.

 Pero los eruditos
explicaron el significado de estos reportes.

 Al-Háfid Ibn Háyar (que
Allah tenga misericordia de él) dijo en Fáth al-Bári (11/168-169):

 “Aquellos que dicen que
es obligatorio enviarle las bendiciones cada vez que es mencionado basaron
su punto de vista en los reportes citados, porque la expresión de que “su
nariz sea restregada en el polvo” y describirlos como mezquinos implica una
advertencia, y la advertencia por omitir algo indica que es obligatorio.

 Aquellos que no lo
consideran obligatorio respondieron de diversas maneras, tales como señalar
que ese no era un punto de vista conocido entre los compañeros del Profeta y
sus sucesores, y que por lo tanto es un punto de vista posterior, que si
fuera entendido en términos generales sería obligatorio para el mu’áddzin
cuando hace el llamado a la oración, y para quien lo oye, para quien lee el
Corán y llega a un punto en que se lo menciona, sería obligatorio para quien
entra al Islam cuando recita el doble testimonio de fe, pero todo eso
implicaría muchísimas dificultades, lo cual es contrario al espíritu del
Islam. Y alabar a Dios cuando sea que se Lo menciona merecería más aún ser
obligatorio, pero nadie dijo eso. Al-Qaduri y otros hánafis afirmaron que el
punto de vista de que es obligatorio enviarle las bendiciones al Profeta
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cada vez que se lo
menciona es contrario al consenso de los eruditos, que estaba presente antes
de que este punto de vista apareciera, porque no se ha narrado que ninguno
de los compañeros del Profeta (que Allah esté complacido con ellos) se
dirigiera a él diciendo: “Oh Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones de
Dios sean contigo…”, y porque si ese fuera el caso, el oyente nunca estaría
libre de realizar otros actos de culto.

 Respondieron que lo que
debe entenderse de estos reportes es que ellos confirman la importancia de
desearle la paz y las bendiciones al Profeta (que la paz y las bendiciones
de Allah sean con él), enfatizándolo, y que esta advertencia está dirigida a
aquellos que habitualmente no le envían las bendiciones al Profeta (que la
paz y las bendiciones de Allah sean con él) en absoluto”. Fin de la cita.

 Así, todos los reportes
que fueron narrados acerca de este tópico se refieren a ocasiones
prescriptas en la ley islámica, o reuniones en las cuales el Profeta (que la
paz y las bendiciones de Allah sean con él) es mencionado en términos
generales; no indican que se le deban enviar las bendiciones cada vez que es
mencionado en el doble testimonio de fe.

 Ibn al-Qayím (que Allah
tenga misericordia de él) dijo en Yalá’ al-Afhám (1/393-394), cuando citó el
momento en el que refutó el punto de vista de quienes decían que era
obligatorio enviarle la paz y las bendiciones al Profeta (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él) cada vez que se lo mencionaba:

 “1 – Es bien conocido,
más allá de toda duda, que sus sucesores rectos, que son nuestro ejemplo, no
pronunciaron el salawat cada vez que mencionaban al Profeta (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él). Esto sucedió innumerables veces
cuando se dirigían a él. Solían decir: “Oh, Mensajero de Dios, …” y se
limitaban a eso. Uno de ellos podría haber agregado “que la paz y las
bendiciones de Allah sean contigo”, esto sería muy evidente en muchos
reportes. Si enviarle las bendiciones hubiera sido obligatorio cada vez que
se lo mencionaba, él les habría reprochado que no lo hicieran”.

 2 – Si fuera obligatorio
enviarle las bendiciones cada vez que se lo menciona, esta habría sido una
de las obligaciones más obvias, y el Profeta (que la paz y las bendiciones
de Allah sean con él) le habría explicado esto a su comunidad de tal forma
que no tendrían excusa ni prueba para rechazarlo.

 3 – Este punto de vista
era desconocido entre sus compañeros, entre la generación siguiente, y los
que vinieron después.

 4 – Si fuera obligatorio
enviarle las bendiciones cada vez que se lo menciona, entonces el mu’áddzin
debería decir cada vez que llama a la oración: “Ash hádu ánna Muhámmadan
rasul Allah, sálla Alláhu ‘aleihi wa sállam” (Atestiguo que Muhámmad es el
Mensajero de Dios, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Pero
esto no está prescripto para el adzán.

 5 – Es obligatorio para
quien oye el llamado a la oración, responderlo y enviarle las bendiciones al
Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Se ha
encomendado a quien lo oye repetir lo que el mu’áddzin dice en el llamado a
la oración, lo cual indica que es permisible limitarse a lo que él dice:
“Ash hádu ánna Muhámmadan rasul Allah” (Atestiguo que Muhámmad es el
Mensajero de Dios). Esto es lo que el mu’áddzin dice”. Fin de la cita.

 Por eso en los libros de
jurisprudencia islámica se menciona los momentos y lugares en que es
desaconsejable enviarle las bendiciones y la paz al Profeta (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él).

 En Tuhfat al-Muhtáy, que
es un libro Sháfi’i, dice (2/65):

 “Si el orante recita u
oye un verso en el cual se menciona el nombre del Profeta (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él), no es recomendable enviarle en ese
momento la paz y las bendiciones, como el autor dijo en una dictamen legal
(es decir, an-Nawawi)”. Fin de la cita.

 Al-Háfid Ibn Háyar
al-Haitami dijo en al-Fatáwa al-Fiqhíyah al-Kubra (1/131):

 “Hay otros reportes
similares a los arriba citados, pero no vemos en ellos ninguna mención
acerca de enviarle la paz y las bendiciones antes del llamado a la oración,
o cuando el mu’áddzin dice “Muhámmad rasul Allah”. No hemos visto ni en las
palabras de nuestros imames ninguna mención de ese punto de vista tampoco.
En ese caso ninguna de las dos cosas es parte de la Tradición Profética en
la ocasión mencionada. Quien lo haga, creyendo que es parte de la Tradición
Profética (una sunnah), se le debe corregir y advertir que no lo haga,
porque está introduciendo una idea sin ninguna evidencia, y quien haga tal
cosa debe ser rechazado”. Fin de la cita.

 En Fatáwa ash-Sháij Ibn
Baaz (10/334) dice:

 “De la misma forma, lo
que algunos musulmanes hacen de agregar las bendiciones al Profeta (que la
paz y las bendiciones de Allah sean con él) al llamado a la oración, cuando
el mu’áddzin dice “La iláha ílla Allah”, agregando “as-saláh ‘ala an-nabí
(que las bendiciones sean con el Profeta), alzando sus voces con el adhán o
en el micrófono, no es permisible pues es una innovación (bid’ah)”. Fin de
la cita.

 Pero si el oyente lo
hace ocasionalmente, y no porque piense que sea obligatorio o que es una de
las recitaciones prescriptas para ese momento ni que es parte del llamado a
la oración, entonces creemos que no hay nada de malo en ello, tal cosa no
llegaría a ser una innovación, in sha Allah.

 Y Allah sabe más.

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